El Eclipse del siglo

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El Eclipse del siglo
Fecha de publicación: 
21 Agosto 2017
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Este lunes, a las 3:00 de la tarde, la hora que mataron a Lola; o más exactamente a las 14:58:25.7, el día se habrá oscurecido en Cuba de un modo muy poco habitual.

No será el anuncio de uno de esos aguaceros que han estado marcando los atardeceres, sobre todo en el occidente cubano, sino porque estará en todo su apogeo, en el momento de máximo oscurecimiento, un eclipse total de Sol.

Aun cuando desde este pedacito de mundo el eclipse no pueda verse como total, vale la pena no perdérselo porque el último eclipse total de Sol observado en Cuba ocurrió el 9 de julio de 1878. Entre los siglos XIX y XX solo pudieron verse desde el territorio nacional tres eclipses totales y uno anular (parcial), este último ocurrido el siglo pasado.

Como no tenemos la dicha del Principito, quien con solo desplazar su silla podía contemplar cuantas puestas de Sol quisiera, ninguno de los cubanos que hoy alienta sobre esta Isla podrá ver el próximo eclipse total de Sol, que se observará desde el oriente del país, el 13 de junio de 2132.

Aquellos que residan en La Habana, si así se llamara entonces, tendrán esa experiencia solo el 28 de junio del año 2299, según datos de la Revista Cubana de Astronomía, citada por Juventud Rebelde en julio último.

Nuestra ubicación y la cercanía de la luna a la Tierra –372 mil 871 kilómetros - son las condicionantes que determinan cómo vemos el fenómeno, si de modo total o parcial.

La Academia de Ciencias de Cuba precisa en su sitio oficial que el acontecimiento de hoy lunes tendrá para los cubano una magnitud del 72.3%, lo cual oscurecerá el disco solar en un 65.8 %.

En La Habana (Longitud W 82° 20' 32.0", Latitud N 23° 8' 59.0"), el eclipse dará inicio a las 13:27:22.4 y luego del máximo oscurecimiento a las 14:58:25.7, a causa de la posición de la luna; concluirá a las 16:20:33.0.

La porción de esta Isla donde menos se podrá ver el Sol será en Maisí, Guantánamo. Allí, el disco solar quedará oculto por la Luna en un 71,5 %. Ello acontecerá a las 15:19:27.

Aunque el eclipse también podrá observarse de forma parcial en varias zonas del Caribe y América Latina, donde sí será visto como total será en EE.UU. En 14 estados de esa nación el día se volverá noche convirtiendo en inolvidable y un tanto sobrecogedor el acontecimiento. Hacía casi cuatro décadas que en ese país no sucedía un fenómeno similar.

El también nombrado “Gran Eclipse Americano” ensombrecerá el firmamento desde Oregón hasta Carolina del Sur, en una porción de unos 113 kilómetros de ancho. Es esa franja, que abarca 14 estados del país norteño, la conocida como Camino de la totalidad.

En dicha zona, se espera descienda la temperatura, reine la oscuridad y pueda disfrutarse de las estrellas a una hora totalmente inusual.

Aun cuando no se ubican en el Camino de la Totalidad, podrán ver el eclipse de forma parcial –como Cuba- también Canadá, así como el centro y el norte de Sudamérica. Solo atisbos del asunto se observarán en el noreste de Rusia, así como en el occidente de Europa y el norte africano.

Como un eclipse total de Sol, además de resultar espectáculo grandioso es un momento magnífico para las investigaciones astronómicas y especialmente para profundizar en las leyes de la mecánica celeste, unas 11 sondas espaciales observarán el suceso desde el espacio. A la par, cerca de 55 equipos de investigación, universidades e institutos lanzarán unos 70 globos meteorológicos para grabar el evento desde los límites de la atmósfera.

La NASA y varios portales transmitirán el acontecimiento en vivo para Internet. Y es seguro que este será el suceso astronómico con mayor repercusión en las redes sociales desde que las mismas surgieron.

Ahé, ahé, ahé, el Sol se fue

Cuando la humanidad poco o nada sabía de astronomía, y contemplaba que de pronto el día se volvía noche, la cosa se ponía de “apaga y dale” mientras brujos, hechiceros y otros del mismo clan hacían su agosto.

Fue con el pasar de los siglos, con el descubrimiento del nombrado Ciclo de Saros por los antiguos babilonios, con los avances de las matemáticas y físicas, así como de los instrumentos ópticos - en 1609, se utilizó por primera vez un telescopio, manipulado por Galileo-, que los habitantes de este planeta aprendieron las causas de los eclipses de Sol, para nada debidos a motivos sobrenaturales o místicos.

Tal acontecimiento tiene lugar cuando el Sol, la Luna y la Tierra, en ese orden, se ubican conformando una línea recta. Aunque el diámetro del Sol es 400 veces mayor que el de la Luna, como el astro rey se ubica 400 veces más lejos de la Tierra, este y la Luna se aprecian casi con igual diámetro desde nuestro planeta.

La periodicidad de los eclipses solares está dada por el Ciclo de Saros, un período de aproximadamente 6,585.3 días (18 años, 11 días y 8 horas). Dicho ciclo era conocido desde la antigüedad y el sistema de numeración de las series fue creado por el astrónomo George van den Bergh en 1955.

El vocablo eclipse proviene del griego ekleipsis, que significa desaparición, abandono. Y esa era la impresión que tenían los terrícolas, al percatarse de que el Sol había dejado de alumbrar, suponían que desaparecía.

Terror y muchas inferencias de signo negativo se asociaban a esa coyuntura, que las distintas culturas interpretaban de modo peculiar, pero todas con el ceño fruncido y sin gota de sonrisa.

Algunos aseguran que el más antiguos eclipse de Sol del que se tiene referencia ocurrió en Babilonia: "Se transformó el día en la noche el 26 del mes de Sivan, en el séptimo año del reino y hubo un fuego en medio del cielo", narran las escrituras aludiendo al año 1062 a.C.

Del otro lado del mundo, los mayas y aztecas de la América precolombina tejieron también sus leyendas y rituales en torno a ese suceso astronómico. Como lo vinculaban a combates entre dioses allá en los cielos, en esa dirección lanzaban flechas y gritos para conjurar posibles peligros.
Cuando el cometa Halley pasó cerca de esta Tierra nuestra, cuentan abuelos y bisabuelos que no faltó quien amarrara un clavo a una varita suspendida sobre una palangana con agua. Si el clavo llegaba a tocar el líquido, sería el principio del fin.

Ahora, ya nadie confía la suerte del planeta a clavos suspendidos ni espera que mañana sea el final de todo. Pero sí podría ser el final de una buena visión en el caso de aquellos que se arriesguen a contemplar el eclipse sin la debida protección, que rebasa la de unos comunes espejuelos para el Sol.

Aquí, desde la mayor de las Antillas y con La Habana en Carnaval, el Eclipse total de Sol será un singular preámbulo para cuando vuelvan a sonar los cueros y las cinturas se agiten al ritmo de la conga, alumbrando más que el Sol.

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