ESTAMPA DE VERANO: Niños que fabrican títeres

Son tiempos del imperio de la tecnología, pero los títeres, que suelen ser pura artesanía, siguen maravillando a los niños.

Hay que verlos manipular los muñecos, inventarse historias y personajes, interactuar con los demás… El centro histórico de la capital cubana acoge, hasta el 13 de agosto, la primera temporada Habana Titiritera: figuras entre adoquines.

Hay funciones, talleres, visitas guiadas, homenajes y exposiciones… la idea es promover, en una de las zonas más cosmopolitas de la ciudad, una cultura de altos valores éticos y estéticos. Y los niños son protagonistas.

Uno de los talleres más atractivos es el que imparte el maestro mexicano Federico Cauich Rosado en la Casa de México y en el Jardín de los Títeres de Adalet, en La Lisa. Es un espacio en el que los más pequeños fabrican sus propios títeres, en compañía de sus padres.

Se lo toman muy en serio, como era de esperar.

Con cuidado, recibiendo de cuando en cuando las instrucciones del maestro, van «ensamblando» las piezas: el hocico, la boca, las orejas, los ojos, la lengua… y aquí y allá van «naciendo» lobos, ranas, burritos, perros…

Federico Cauich trajo desde México todos los materiales, hasta la última gota de pegamento. Cada niño se lleva a su casa el títere que fabricó: jugará con él, se lo mostrará a sus amigos, los pondrán a «actuar» en obras improvisadas.

Pero siempre guardarán el orgullo de que esas «criaturas» salieron de sus manos.