Estrategia contra Cuba: ¿Quién es el malo?
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Nadie en Cuba estaba en vilo esperando el anuncio imperial, expresó este lunes el canciller cubano Bruno Rodríguez. Sin embargo la reacción de los cubanos ante el discurso del presidente norteamericano Donald Trump no se hizo esperar.
El cambio de bola en la política a seguir con Cuba, desató la indignación de un pueblo que se sabe soberano y dueño de su destino. Simples y sabias palabras recogió la emisión del noticiero de televisión al preguntar el pasado 16 de junio sobre las medidas que, según Trump, aplicará para recrudecer el bloqueo mantenido por Washington contra esta pequeña Isla.
Un joven universitario expresó su indignación por el “desconocimiento de la historia cubana del presidente, que cataloga como héroes a un grupo de mercenarios de Playa Girón que vinieron a Cuba preparados por Estados Unidos, motivados por el dinero y no por un sentimiento de patriotismo”.
Otro estudiante afirmó, que no cree que sea el mandatario norteamericano quien tenga la legitimidad de criticar el sistema electoral cubano ni a nuestro Estado cuando un sistema tan corrupto como el de Estados Unidos fue el que lo puso a él en La Casa Blanca sin tan siquiera contar con el voto popular.
Un capitalino que ya peina canas expresó: “díganle a Trump que los cubanos creemos que él está loco, que nosotros apoyamos a nuestro Comandante en Jefe, que la revolución nunca se va a acabar, que seguiremos firmes y que siempre diremos Viva Fidel.
Una señora ante la pregunta que si en Cuba se respetan los derechos humanos contestó enfática: "¿qué sabe él? Que nos visite para que vea con sus propios ojos". También calificó el anuncio de las nuevas medidas como un retroceso en la política de amistad de nuestros pueblos y como un acto ridículo que un país tan poderoso la tome con una islita, que ha demostrado que es valiente y que no nos importan las dificultades.
Asimismo, una enfermera denunció las dificultades a las que se enfrenta a diario la salud pública cubana para ofrecer atención médica a los niños con cáncer. Hemos tenido que comprar medicamentos a través de terceros países a precios muy superiores, apuntó.
Por su parte, Julio Enrique un lector de este sitio escribió: Gracias, Mr. Trump, porque sus payasadas del viernes pasado traen, en primera instancia, el beneficio de fortalecer al pueblo cubano en torno a la Revolución, al Gobierno. Además le dejo un mensaje: Su bloqueo seguirá engordando nuestras "bolsas de valores".
Carlos, otro comentarista de CubaSí subrayó: "Tengo 59 años recién cumplidos y desde que tengo razón estoy escuchando el mismo discurso, hasta cuándo el pueblo de Estados Unidos con tan grandes personas que son científicos, intelectuales, van a permitir que estos personajes caricaturescos sigan influyendo en los gobiernos de turno de ese país, como son estos seudocubanos que lo menos que le preocupa es Cuba y nuestro pueblo, salvo el seguir enriqueciéndose con una nota tan vieja como que quieren una Cuba que a ellos mismos no les conviene pues se les acabará el cuento de recaudar fondos. Basta de mentiras de los Marcos Rubio, Ileana y el otro Mario y su camarilla".
¿El verdadero peligro es Trump?
Es casi unánime la molestia que ha generado el show que protagonizó el egocéntrico magnate de la construcción reconvertido en presidente, pero no olvidemos que desde 1959 todas las administraciones norteamericanas han trabajado por sacarse la espinita clavada que representa Cuba. Somos un mal ejemplo, una islita que se ha empeñado en defender su proyecto humanista-socialista contra viento y marea.
Si bien es cierto que en su momento de gloria Barack Obama y otros altos funcionarios han calificado el bloqueo economico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos contra Cuba como obsoleto y sin sentido no ha sido para librar a las familias cubanas de las carencias y privaciones que este provoca sino porque es inútil para hacer avanzar sus propios intereses.
No por gusto Ben Rhodes, antiguo asesor del expresidente Obama, ante el anuncio trumpista publicó inmediatamente en la revista The Atlantic: “las medidas de Trump debe ser vistas únicamente como el último suspiro ilógico de una parte de la política estadounidense con un historial de 50 años de fracaso”.
Rhodes, asevera que el instinto de aislamiento que Trump abrazó fracasará y en defensa de legado de Obama, asegura en dicha publicación que, “no tenía que ser de esta manera y no se quedará de esta manera”.
A buen entendedor con pocas palabras basta.
No perdamos de vista que la maniobra política que implementó la anterior administración, la del acercamiento y el dialogo, apostaba igualmente por un cambio de régimen, por la división de los cubanos dentro de la isla y el divorcio del sector privado con El Estado, y al juzgar por la seguridad en las palabras de Rhodes, no parece ser una estrategia muerta.
Recordemos que la fundamental doctrina de todos los imperios a través de la historia ha sido la del «divide y vencerás».
Por su parte, Trump tiene la desdicha de no poseer la inteligencia y la imagen política que demanda la diplomacia en estos tiempos. Sin embargo aunque hoy su discurso puede representar un retroceso en las relaciones bilaterales y retoma la política de guerra fría, tiene el mérito con su enfrentamiento directo contra los cubanos de agigantar nuestra unidad y antiimperialismo.
Sin querer, puede que, el recién estrenado mandatario estadounidense haya hecho pedazos la estrategia “pacífica” y peligrosa de su antecesor, calificado por algunos como un excelente actor.
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