Puerto Rico: ¿Mal? No, ¡peor!
especiales
La Junta creada en Estados Unidos para “ayudar” a pagar la enorme duda de más de 73 000 millones de dólares solo ha empeorado la situación y llevado a la línea de pobreza al 45% de la población del que otrora fue considerado un paraíso para los turistas e inversores, y hoy es abandonado por gran parte de sus habitantes, en tanto cada día once puertorriqueños quedan si n vivienda.
Decían amigos que allí residen que la línea de “prosperidad” solo abarca a parte de San Juan, la capital, porque al alejarse de esta afloran grandes vacíos y problemas económicos, que incluyen a ciudades como Ponce, Caguas y Santurce.
Lo cierto es que la Junta creada por la mayoría legislativa republicana exigió al gobierno isleño que presentara un plan fiscal ante una junta de supervisión no elegida democráticamente, compuesta por siete miembros.
La junta de supervisión está facultada para dictar su propio plan fiscal con el fin de reducir el presupuesto, bajar las pensiones, aumentar impuestos, privatizar y vender activos públicos y trabajar en la reestructuración de la deuda sin la aprobación del gobierno de Puerto Rico.
Como por ley, Estados Unidos no puede reestructurar la deuda de la colonia ni declararla en bancarrota, ni realizar un tipo de ayuda aunque sea leonina, como a Grecia, hace el caso del perro a las necesidades de los puertorriqueños y exige que cualquier reestructuración de la deuda de Puerto Rico sea "en el mejor interés de los acreedores".
Además, permitirá además recortar el salario mínimo a los jóvenes durante un periodo de hasta cinco años.
El apoyo a las medidas draconianas contra el pueblo puertorriqueño apenas recibió un rechazo de millones de trabajadores norteamericanos, ahogado por el apoyo de organizaciones conservadoras como el Tea Party y las entidades financieras estadounidenses Goldman Sachs, Citigroup, JP Morgan Chase y Bank of America.
Los gestores de fondos de Wall Street intentan obtener un retorno del cien por ciento sobre los bonos de Puerto Rico que compraron a tan solo 29 centavos de dólar, generando, un beneficio del 34%, mientras el presupuesto para los niños con hambre se recorta.
En este contexto, en una entrevista el pasado 30 a una comunicadora social de la Isla, el periodista Walter Martínez confesó en Dossier que sabía que la situación era mala, pero no tanto, cuando se enteró que ya se prevé el recorte de 500 millones de dólares en el programa de educación y mil millones en el de salud, lo cual también burla aquella petición del ex aspirante presidencial demócrata Bernie Sanders, el único que se interesó sinceramente por esta cuestión, al pedir que se protejan “los intereses de las personas en Puerto Rico, los trabajadores, los ancianos, los niños, los enfermos y no solo a los fondos buitres de Wall Street".
Ello se hubiera podido lograr si se le hubiese otorgado a Puerto Rico la misma autoridad concedida a los municipios de EE.UU. para reestructurar su deuda bajo la supervisión de un tribunal de quiebras, así como que la Reserva Federal proporcionase préstamos a las corporaciones públicas de la isla para sanear sus finanzas y comprar nuevos bonos para facilitar una reestructuración ordenada de la deuda.
Nadie hace caso, como tampoco en un hecho que se cae de la mata: Puerto Rico requiere tiempo para el crecimiento de su economía, la creación de empleo y ampliar su base tributaria.
Pero ni la Reserva federal y el Departamento del Tesoro buscan soluciones para ayudar a los 3,5 millones de ciudadanos de Puerto Rico como lo hicieron en el rescate de las instituciones financieras norteamericanas más grandes en el 2008.
Por eso, en este difícil período se requiere que se deje de tratar a Puerto Rico como una colonia, y la población local debe aunarse para que se le trate con respeto y dignidad que se merecen, hecho que considero pasa por una solución en la que se trate la etapa independentista, por muy difícil que sea.
Añadir nuevo comentario