Cuba está en el sueño de una escuela de ballet en Sudáfrica
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Sueño al fin, no llegará fácil, él lo sabe; sin embargo, posee la determinación y paciencia de seguir moldeando la obra como un fino orfebre, es la sensación que percibió Prensa Latina cuando conversó con Badenhorst una cálida mañana de abril en la Thesele Secondary School, en el corazón de Soweto.
Allí asistimos a la coronación de parte del proyecto que ahora consume sus días (Training Teachers in the Townships) con el cual pretende acelerar con la colaboración cubana la transformación de la danza en su país, algo que pasa, definitivamente, por convertir esta en en un arte al alcance de todos.
El Training Teachers in the Townships (Formación de Maestros en los Municipios/Comunidades/Suburbios) nació en 2016 cuando se celebró el Concurso Internacional de Ballet de Sudáfrica, que tiene un carácter bianual y del que fue fundador Dirk en 2008.
Pensó en lo maravilloso que sería capacitar a los docentes sobre cómo 'hacer' bailarines clásicos de ballet, y al mismo tiempo ayudarlos a obtener un ingreso económico por su trabajo.
Así que lo ocurrido en la Thesele Secondary School sigue el mismo hilo del sueño: una singular ceremonia en la que recibieron sus diplomas un grupo de maestros entrenados por la experimentada profesora cubana María de los Ángeles Torguet.
Ellos, a su vez, impartirán las clases a los niños que residen en particular en las áreas donde asoma más el rostro de la pobreza.
Me gustaría fundar una escuela de ballet semejante a las que existen en La Habana o Camagüey (provincia de la porción centro-este del país antillano), dijo el exbailarín, un apasionado por el desarrollo de la juventud.
Recordó que le participó la idea en La Habana a la doctora Ramona de Saá, directora de la Escuela Nacional de Ballet Fernando Alonso. En Cuba hay mucho talento, nos pueden ayudar mucho, comentó.
Para Dirk el método de entrenamiento cubano 'es un modelo excepcional' y en el camino de traerlo a Sudáfrica cuenta en estos momentos con el apoyo de la profesora Torguet.
Desde que ella llegó aquí en 2015 -ahora se sumó su hija Ayren Villalón, también profesora- ha tutelado a decenas de maestros como los que estaban sonrientes, diploma en mano, aquella mañana en la Thesele Secondary School.
Badenhorst sonríe. Habla con entusiasmo de Ciudad del Cabo, en Western Cape, y Johannesburgo, con el claro objetivo de ampliar este programa a toda Gauteng y otras provincias.
El propósito inmediato es lograr a finales de 2017 la capacitación de cerca de un centenar de docentes para que lleguen a unos siete mil estudiantes y a la vuelta de tres años, 'pretendemos tener a mil maestros como parte del programa, lo que permitiría beneficiar a 70 mil niños', subrayó.
Desde 2008 Badenhorst (Potchefstroom, 1969) inició la asociación e intercambio con instituciones culturales en la nación antillana, bajo cuyos auspicios ha traído además a la nación africana a estrellas consagradas y jóvenes valores del ballet.
Lo anterior es una hermosa evidencia de esta otra arista de la colaboración bilateral Cuba-Sudáfrica, que ya rebasa las dos décadas.
Mirando con ojos de futuro, quizás asistimos hoy a la génesis de una compañía a nivel nacional y de una escuela sudafricana de ballet, que deje atrás el acceso solo a la élite y de la que saldrán bailarines de todos los colores.
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