La telenovela del momento: Real Madrid-Barcelona
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En las últimas semanas, muchos comentarios y opiniones han generado en nuestro pueblo las transmisiones de fútbol, en especial, las relacionadas con dos equipos españoles pertenecientes a la llamada Liga de las Estrellas: Real Madrid y Barcelona.
Hay quien hasta se ha animado a comparar el evidente impacto y la dimensión popular del más universal de los deportes con la pasión por las bolas y strikes de los cubanos, como si los fenómenos socioculturales y comunicativos pudieran medirse en balanzas o se tratara de una competencia por llegar primero a alguna meta.
Sin embargo, más allá de ser una polémica con caminos bien delineados, el fenómeno no transita solo por un aumento real de la cultura futbolística en nuestro país —muy especialmente todo lo relacionado con estas selecciones ibéricas y lo que sucede en esa liga española— , sino por los códigos de telenovela que nos han vendido los grandes medios de comunicación con respecto a estos conjuntos.
El verdadero nombre de este “culebrón deportivo” no es el fútbol mundial, ni siquiera un evento particular. El nombre escogido es: Real Madrid-Barcelona. Todo ha sido tan bien calculado, que no importa si juegan otros clubes y países —diariamente se celebran como mínimo 10 partidos en todo el planeta—, lo que interesa y se ha impuesto en todos los confines, asiáticos, africanos, americanos y europeos, son los partidos en los cuales alguno de ellos intervenga. ¿Asistimos a una nueva dinámica comunicativa en el deporte?
La pasión desenfrenada que en el planeta han generado los partidos de fútbol entre Real Madrid y el Barcelona es comparable a lo logrado por las telenovelas, cuando de tanto esperar el capítulo siguiente nos sentimos atrapados frente al televisor como si a nuestro alrededor nada más existiera.
Pero hagamos el análisis completo. Los actores principales de este “culebrón” responden a los nombres de Lionel Messi, Cristiano Ronaldo, José Mourinho y Pep Guardiola. El conflicto o hilo conductor está en saber cuántos goles marcan el argentino y el portugués, qué entrenador ofende más al otro y cuántas noticias fuera del terreno genera cada uno.
Eso alimenta el morbo, la prensa sensacionalista y por tanto, suben las ventas y el precio de las entradas —las más caras para ver un derby andan ya sobre los 370 euros—, así como de los derechos de transmisión, de cada souvenir de estos equipos, al tiempo que la publicidad hace sus delicias.
Si todavía no se ha convencido de lo que expongo en estas líneas, pregunte ahora mismo quién verá la final de la Liga de Campeones entre el Chelsea y el Bayern de Munich. Sin uno de los equipos ibéricos, la telenovela no funciona igual. ¿De qué gusto o pasión por fútbol hablamos entonces? Mejor, esperemos pacientemente por otro capítulo de la telenovela “madribarce”.
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maximo
andy
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