Hace 52 años el "Che" alzaba su voz en la ONU por la paz
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Dos años habían pasado desde la llamada crisis de los misiles, cuando el argentino Ernesto "Che" Guevara, representante de Cuba ante la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), abogó el 11 de diciembre de 1964 en Nueva York por el fin del imperialismo y el inicio de la paz mundial.
En la decimonovena sesión de la Asamblea General, Guevara resaltó "que Cuba no reconoce el derecho de los Estados Unidos, ni de nadie en el mundo, a determinar el tipo de armas que pueda tener dentro de sus fronteras".
En octubre de 1962, Cuba aceptó la instalación de armas nucleares soviéticas en su territorio, para el resguardo de su soberanía, posteriormente Estados Unidos descubrió las rampas de emplazamientos de cohetes y bloqueó a la isla; obstrucción que sigue vigente.
Ante el repliegue del Departamento de Estado, decidido a fulminar todo proyecto soberano e independiente en el mundo, especialmente los que tuvieran carácter comunista, el "Che" enarboló las banderas de la Revolución Cubana y del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL).
"Nosotros queremos construir el socialismo; nos hemos declarado partidarios de los que luchan por la paz; nos hemos declarado dentro del grupo de países no alineados, a pesar de ser marxistas leninistas, porque los no alineados, como nosotros, luchan contra el imperialismo", destacó.
En una época donde América Latina sufría fuertes dictaduras, especialmente en el sur, el comandante "Che" Guevara llamó a alimentar la coexistencia pacífica entre todos los Estados, independientemente de su tamaño, de las anteriores relaciones históricas que los ligara y de los problemas que se suscitaren entre algunos de ellos, en un momento dado.
"Queremos paz, queremos construir una vida mejor para nuestro pueblo y, por eso, eludimos al máximo caer en las provocaciones maquinadas por los yanquis", señaló.
Asimismo, dejó claro que el Gobierno de Estados Unidos no cesaría en sus intenciones de acabar con la Revolución Cubana, para "hacernos pagar muy caro el precio de esa paz". Sin embargo, la respuesta fue contundente: "Ese precio no puede llegar más allá de las fronteras de la dignidad".
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