Amigas, un gran espectáculo (+ FOTOS)
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¿Podemos decir que Amigas es un espectáculo perfecto? No podemos. Pero, se impone otra pregunta: ¿abundan los espectáculos “perfectos”? La verdad es que no. Uno ve este musical, que la compañía de Lizt Alfonso está presentando todo este mes en el Karl Marx, y termina seducido por el despliegue de recursos escénicos, por la pirotecnia de las coreografías del cuerpo de baile, por la brillantez y oportunidad del repertorio escogido.
La historia no puede ser más sencilla. Tres cantantes de moda a finales de los 50 y principios de los 60 se reúnen en un programa de televisión para contar por qué desaparecieron de la escena en la plenitud de su popularidad. Canciones y bailables mediante, vamos asistiendo al itinerario personal y profesional de las artistas.
No hay aquí densidades dramáticas, no hay pretensiones de pontificar, ni siquiera se matiza demasiado. La dramaturgia es elemental: planteamiento del conflicto- conflicto-resolución del conflicto. Desde el punto de vista coreográfico, tampoco hay nada del otro mundo. El vocabulario de la coreógrafa es sencillo y poco trasgresor, respetuoso de las convenciones y muy funcional.
Pero Amigas entretiene, divierte… y hasta emociona. Lizt Alfonso sabe muy bien cómo armar un espectáculo. La clave está en la armonía de todos los elementos, el equilibrio entre tempos vertiginosos y más pausados, el buen gusto de la propuesta escénica, la apuesta por la perfección en el entramado meramente técnico.
Sobre el escenario del Karl Marx hay una producción respetable, que pudiera llegar a ser abrumadora si la directora no la usara con gran sentido de la oportunidad. Lo que está es lo que tiene que estar, lo que se necesita, ni más ni menos.
Resueltas las demandas tecnológicas, lo que resta es el talento y el rigor del elenco. Y ahí Lizt también sabe lo que hace. Ha reunido a un grupo de cantantes excepcionales y a su muy profesional equipo de bailarines y músicos. Todos siguen un guion estricto, sin espacio para la improvisación o el “vedetismo”. Y eso no significa que se limiten las capacidades individuales. Pero la puesta tiene que funcionar —y funciona— como un mecanismo de reloj.
Las bailarinas danzan con una fuerza y homogeneidad ejemplares, muy al tanto del sentido de las peripecias. (Hemos hecho notar, en más de una oportunidad, el excelente trabajo del cuerpo de baile de esta compañía). Los solistas son capaces. Y las cantantes… las cantantes son lo mejor del musical.
El elenco que pudimos apreciar este fin de semana, integrado por Niurka Reyes, Yaima Sáez y Sory, hace creaciones a partir de temas clásicos de la música popular. La contundencia interpretativa de estas tres artistas puede llegar a ser sobrecogedora. Niurka Reyes es poderosa y convincente; Sory hace gala de su hermosísima voz, pletórica de musicalidad; y Yaima se regodea en la singular amplitud de su tesitura, con esa voz tan matizada, con esa encantadora personalidad.
A Amigas quizás le falta un poco de concreción (las escenas del ritual afrocubano y de la guerra resultan algo largas y reiterativas); pudo prescindir del intermedio (el final del primer acto no fue lo suficientemente conclusivo); puede que algunos de los planteamientos coreográficos no fueran del todo diáfanos… Pero es un espectáculo más que recomendable. Lizt Alfonso siempre va al seguro.
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