Los nazis «meten un pie» en el Congreso de EE.UU.
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El Congreso de Estados Unidos registró al primer «lobbista» del Partido Nazi Americano (ANP, por sus siglas en inglés), cuya intención es ejercer presión sobre el Capitolio para que apruebe leyes favorables a su ideario supremacista blanco.
Esta agrupación política, que nunca antes ha tenido representación alguna en la administración estadounidense, por primera vez en sus 53 años de historia ha registrado a un grupo de presión: John Bowles fue registrado por el Secretariado del Congreso como representante de los intereses del ANP.
Este partido tiene como objetivo formar una nación de raza exclusivamente aria y deportar a todas las personas con otro color de piel. De ese modo, mientras que la mayoría de los países del mundo prohíben los partidos de orientación nazi, Washington ha demostrado que su «aperturismo político» no tiene parangón.
«No vamos a estamparles una esvástica en la cara a los congresistas»
A pesar de que Bowles ha dicho que no va a «estamparles una esvástica en la cara a los congresistas», en las declaraciones oficiales del Partido Nazi suenan otros motivos.
El APN asegura que aspira a avanzar los principios del nacionalsocialismo en EE.UU., entre los que no solo se halla la protección de la raza aria, sino también «la libertad de credo sin temor a la persecución del sistema», escriben los neofascistas estadounidenses en su página web.
«Debemos tener una América Nacional Socialista exclusivamente blanca, una América en la que nuestros hijos y nietos jueguen y vayan a la escuela con otros niños blancos», aseguran.
En otras palabras, el «lobbista» quiere promover a su partido, cuya plataforma política está basada en una doctrina racista y nacionalista, en la negación del Holocausto y -según él- en «la fidelidad a la Constitución de EE.UU.» en su formato original «de los Padres Fundadores».
Ahora que ha sido registrado, Bowles puede trabajar legalmente para difundir estos postulados en el Capitolio.
Actuar con «cuidado e imparcialidad» en «la pureza de la raza»
Bowles, de 55 años, asegura que su objetivo será salvaguardar la defensa de los derechos políticos y el acceso a las elecciones de todos los ciudadanos por igual, es decir, facilitar que los candidatos del ANP sean incluidos en una lista electoral, así como familiarizar a los legisladores de Estados Unidos con esta formación.
«Practicar el "lobby" es un modo de hacerlo, para explicar nuestras propuestas a los legisladores elegidos en el Congreso», manifestó el nuevo «lobbista» en una entrevista televisiva.
Según su hoja de registro, sus prioridades serán los derechos humanos, la sanidad pública y la inmigración. En cuanto a los problemas de «la pureza de la raza», Bowles no tiene intención de tocarlos adrede, prometiendo actuar «con cuidado» e imparcialidad.
Entre otros puntos de su programa enumera la contabilidad, la agricultura y la limpieza del aire y del agua. Sin embargo, basta con echar un vistazo a su pasado para ver que a John Bowles no le interesan demasiado los problemas medioambientales o agrícolas.
«Dejar de gastar el dinero de los contribuyentes blancos»
En 2008 John Bowles participó en las elecciones presidenciales de EE.UU. como candidato del Movimiento Nacional Socialista. A diferencia de los demás candidatos, siempre hizo énfasis en la importancia que la población blanca tiene para la nación y propuso establecer un nacionalsocialismo que privilegie a dicha raza.
La medicina gratuita, la educación universitaria gratuita, las hipotecas sin interés, una decente remuneración o la rebaja de los impuestos, fueron algunas de sus promesas electorales.
«Tenemos que dejar de gastar el dinero de los contribuyentes blancos en los países del Tercer Mundo (…). El dinero de los contribuyentes blancos pertenece a las bolsas de los contribuyentes blancos y a nadie más», declaró Bowles en el marco de aquella campaña electoral. En su programa también abogaba por enviar a diferentes grupos étnicos y raciales presentes en EE.UU. a sus países de origen.
El estatus de «lobbista» permitirá a Bowles concertar citas oficiales con los representantes del Legislativo y el Ejecutivo, atraer la atención de los políticos sobre diferentes problemas y dirigir solicitudes a las altas instancias del Estado.
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