Despedida popular al 13 de Villa Clara
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Emotividad, afecto, cariño y admiración pueden ser los términos que califiquen la despedida oficial de Ariel Pestano, cátcher de los equipos de beisbol Villa Clara y Cuba, realizada hoy en el estadio Augusto César Sandino, de Santa Clara.
La sencilla ceremonia inició con la puesta del video que perpetúa el histórico batazo del legendario receptor, propinado en el 2013 con el que devolvió el triunfo a los Naranjas luego de 18 intentos fallidos.
En ese instante, los aficionados presentes en el coloso local, se pusieron de pie y rememoraron la hazaña, las grada de nuevo se convirtieron en un mar de aplausos; vítores; exclamaciones de simpatía y devoción hacia el inigualable enmascarado.
Una pertinaz llovizna acompañó el evento, la que al decir de los repentistas que le cantaron a Pestano, era el tributo del cielo y los dioses ante la partida del gran receptor de Cuba.
Tributos, honores y palabras de elogio matizaron la cita, entre los regalos más preciados figuró la entrega por Julio Lima Corzo, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, y Primer Secretario en Villa Clara, de una foto en la que aparece Ariel Pestano junto al líder histórico de la Revolución cubana.
Una pizarra humana mostró sus resultados en el diamante, entre los números que lo hicieron grande están: capturar en Series Nacionales a 459 corredores contra 353 que lograron robarle una base, para excelente efectividad del 56.5 por ciento.
También reflejó que cometió 78 errores en más de ocho mil 300 lances, desempeño traducido en elevado promedio defensivo de 991.
Su record muestra que a la ofensiva conectó para aceptable 287, producto de mil 532 imparables en cinco mil 339 veces al bate, y disparó 302 dobletes, 33 triples y 153 jonrones, además de impulsar 905 anotaciones.
Estos datos y que logró ser tres veces campeón de la Copa Mundial de Béisbol (IBAF) en 2001, 2003 y 2005, multicampeón en Copas Intercontinentales, Juegos Panamericanos y Centroamericanos, además, artífice de la plata cubana del Clásico Mundial, lo hacen merecedor del apelativo de excelente e incomparable.
Pero Pestano era más que eso, fue el caballero que saludaba a los bateadores contrarios cuando llegaban al home. Agradable resultaba verlo compartir con los adversarios en pleno juego.
Lo distinguieron algunos secretos: buena defensa; experiencia y conocimiento de los jugadores con quienes se enfrentaba; según el conteo y el momento del juego, pedía al pitcher el tipo de lanzamiento que más daño causaba al bateador en turno, además de otros ardides que lo hacían insuperable en el terreno.
Se le veía cotidianamente controlar con ecuanimidad y de manera afable a los peloteros, independientemente del color de sus camisetas, para evitar indisciplinas o reclamaciones en tonos inapropiados ante diferentes situaciones que surgen en el calor del encuentro.
Así fue de sencillo y excelso fue el hijo de Caibarién que hoy, en horas de la tarde, con su tradicional ritual de tocar la tierra, besarla y elevar los brazos al cielo, dijo adiós al deporte activo, ante un público que le dio, como él reconoció a la ACN, el mejor de todos los tributos, el amor.
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