Leonardo Díaz: Cuando la vida te bifurca el camino

Leonardo Díaz: Cuando la vida te bifurca el camino
Fecha de publicación: 
8 Septiembre 2016
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Incluso, de no haberlo golpeado la vida y haber vivido en la antigua Grecia, sería un candidato serio a la corona del pentatlón.

Sostengo tal afirmación porque antes de que el disco se convirtiera en su amuleto dorado, el granmense de 1.80 metros de estatura y 96-98 kg en etapa competitiva ideal practicó con acierto lucha grecorromana.

De hecho, fue captado para la EIDE de Camagüey en esa disciplina y descolló en la ESPA igualmente, con preseas a todos los niveles. Justamente ahí la vida le bifurcó el camino. Pasaba el Servicio Militar activo cuando se accidentó y como consecuencia de una lesión medular, quedó parapléjico y nunca más pudo caminar.

Casi año y medio más tarde, Leonardo reencontró el camino, la forma de mantenerse aferrado a las ganas de vivir, a través del deporte, una de sus grandes pasiones.

En ese resurgir practicó levantamiento de pesas, baloncesto en silla de ruedas y atletismo, específicamente en el área de lanzamientos, pues además del disco, lanza el dardo e impulsa la bala, lo que por sus potencialidades y condición de recordista mundial, solo pugnará en suelo carioca en el primero de los eventos, pactado para próximo sábado diez.

De vuelta a su resurgir, Manzanillo se convirtió en su fortaleza, donde comenzó a entrenar con Carlos Licea. Cuatro horas diarias dedica en etapa de preparación general y especial al entrenamiento Díaz, mezclando el aspecto físico con la técnica: “Es un buen lanzador, combina fuerza, rapidez, explosividad y buena técnica”, explicó la otrora estelar jabalinista Xiomara Rivero, su entrenadora.

Es indudable que la principal virtud de Leonardo no es su fortaleza física, su mentalidad ganadora. Su espíritu, voluntad y estirpe constituyen una coraza inexpugnable, además de su condición de uno de los deportistas más experimentados de nuestra armada.

Beijing 2008 marcó su irrupción en el panorama paralímpico. Allí por primera vez estampó su firma con disparo de 40.87, entonces primacía mundial, válido para relegar al segundo y tercer escaños por ese orden al iraní Ali Mohammad Yari (39.39) y al jamaicano Tanto Campbell (39.31).

Con los años, y la adquisición de maestría técnica, Leonardo extendió su primacía hasta 45.32 en la lid de Lyon, Francia 2013, aunque en la actualidad la cota está en poder del iraní Alí Mohammad Yari (45.49) uno de sus más enconados rivales de todos los tiempos.

Leonardo atesora además, el cetro de Londres 2012 avalado por envío de 44.63 y una cadena ininterrumpida de tres títulos del orbe, el último de ellos con disparo de 45.10 en el estadio Suhaim Bin Hamad, de Doha, Catar, sede de la edición del 2015.

Su secuencia entonces fue impecable, dueño de seis disparos sobre los 40 metros (43.70-45.10-40.93-44.09-42.41-40.46) que bastaron para relegar a la segunda plaza al propio Mohammad Yari (44.97) y el vietnamita HauNguyen Be (38.94). En el contexto Parapanamericano, nadie ha podido arañarle la hoja de servicios, que incluye honores en Guadalajara 2011 (44.36) y Toronto 2015 (40.65).

En la actual temporada Leonardo comanda el ranking de su prueba gracias a 44.92 metros. Le secundan el brasileño Claudiney Batista Dos Santos (44.17) y el egipcio Ibrahim Ibrahim (39.80).

Su posible rendimiento hacia la gloria no será cuestión de coser y cantar en medio de una competición de campo y pista que reunirá a 1 100 atletas prestos a pugnar en 177 pruebas, pues como indica la categoría se conjugan los rendimientos de los F-54, 55 y 56, y se promedian contra una tabla de puntuación. El mejor ubicado por ese sistema, emergerá agraciado.

De seguro irá a la jaula y el círculo de lanzamientos  del estadio Joao Havelange con una dosis extra de energías, esa que le proporcionan su hija y su esposa Yarianna.

De lo que sí pueden estar convencidos es de que Leonardo Díaz le ganó la batalla al destino… y encontró su camino. Yo, que lo he seguido desafiando el sol en el Estadio Panamericano, repitiendo lanzamientos en busca del ángulo de salida idóneo una y otra vez, y desterrando el cansancio con bromas y sonrisas tras largas sesiones de práctica y masaje posterior, puedo dar fe de ello.

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