Río 2016: Podio difuso, pese a la combatividad de Yalennis
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Sotomayor, en su condición de analista de Globo en Río, igualmente espera. La tarde del jueves regresé a casa con una sensación agridulce en mi interior. Llegué a puro ritmo de bielas, con el récord olímpico (42.440 segundos) del equipo masculino de velocidad británico. Y cargaba con secuelas del tatami, con dos disparos finales con puntuación de 9.9 que alejaron a la fusilera Eglys de la Cruz de la final en el fusil 3x20 a 50 metros.
Igualmente en el lado amargo de la balanza, la derrota de José Armenteros (100 kg) por carencia de espíritu de lucha, o el tercer revés del elenco masculino de voleibol ante Irán por barrida, independientemente de los dobles dígitos de los jóvenes Miguel Castro (15) y Osniel Melgarejo (13)… ¡Qué manera de extrañar a las espectaculares Morenas del Caribe! Cuántas ganas de volver el tiempo atrás, derrochar euforias, poner al límite las cuerdas vocales en Barcelona 1992, Atlanta 1996 o Sydney 2000.
Pero la máquina del tiempo es cosa de sueño e imaginación, como también, hasta este minuto, ver irrumpir a nuestro país en el medallero de Río 2016.
Gurúes y aficionados fieles hemos visto caer el telón jornada a jornada sin que aparezca la ansiada primera presea: Dayaris Mestre, Manrique Larduet, Asley González, Maricet Espinosa, los propios Armenteros y Yalennis Castillo…
Castillo: Un fuerte de combatividad
Tuvo de todo la jornada competitiva de la judoca holguinera. Lágrimas de vergüenza, remembranza de su subtítulo en Beijing 2008. Así emergió airosa, en una batalla inicial épica de 6:57 minutos, Castillo sobre la holandesa Verkek, por dos shidos a uno en regla de oro, cuando ya en el tanque de energías no quedaba ni la reserva. Más tarde, en una polémica decisión arbitral, cedió en 1:04 minutos ante la eslovena Anamari Velensek. Técnica de luxación decretó el veredicto.
Yalennis no se resignaba, no dejaba asomar la bandera blanca, y en el duelo de repesca, con una técnica de Yoko-guruma, marcó yuko decisivo sobre la húngara Abigel Joo. Se sucedían los minutos, la espera culminó y tuvo su noveno cara a cara con la brasileña Mayra Aguiar. Yalennis solo exhibía un éxito, precisamente en la campaña 2008, frente a su bestia negra auriverde, quien esta vez apostó al Tai-otoshi como arma ganadora, igualmente con ventaja de yuko.
Digan lo que digan y pese a no haberse ceñido la presea de bronce, Yalennis tiene la medalla de la combatividad, máxime cuando retornó a la alta competición en la temporada 2015 tras su proceso de maternidad.
El reverso de la moneda fue el cienfueguero José Armenteros. Subtitular del orbe y con un año de excelentes rendimientos, parecía que coronaría una presea. Al menos, a juzgar por su debut airoso por yuko (Yoko-guruma) ante el mongol y subtitular bajo los cinco aros, Tuvshinbayar Naidan. Acto seguido, fue como si lo hubiesen cambiado por otro peleador.
No importó su credencial previa de una sonrisa a costa del egipcio Ramadan Darwish. Ahora no hizo nada por imponerse y fue víctima de un Kouchi-gari merecedor de yuko para su rival.
La estrella de Sergio-Nivaldo
Se hablará de ellos una y otra vez. Inicialmente, nadie osaba pensar que la dupla cubana de voleibol de playa integrada por Sergio González-Nivaldo Díaz terminaría primera, en calidad de invicta, en el grupo D. Pues sí, lo hicieron, avanzaron a octavos de final con seis puntos, y en su tercer acto en las arenas de Copacabana barrieron 21-15 y 21-18 a los canadienses Chaim Schalk-Ben Saxton.
Plantaron bandera los antillanos desde el mismo comienzo del choque, y resolvieron el caso en 35 minutos, con seis bloqueos efectivos entre los indicadores más sobresalientes.
Ellos y el paso certero de la escuadra de boxeo han servido como aliciente para canalizar otros rendimientos distantes de lo notorio.
Recalco una idea: Cuba, por más que muchos se afanen en pensarlo, desde mi óptica, no es en la actualidad una potencia deportiva. Esa distinción recae esencialmente sobre países desarrollados, con recursos de toda índole para destinar al desarrollo de su movimiento deportivo, sea cual sea la fórmula de éxito. Nosotros hemos logrado insertarnos sobre un principio revolucionario de deporte para todos.
De vuelta a suelo carioca, tocaba el turno de las fusileras Eglys de la Cruz y Dianelys Pérez. La primera estuvo a punto de calzarse el traje que la vio anidar balas de bronce en el 3x20 a 50 metros de Beijing 2008, pues sus 581-27x (proyectiles en el centro del blanco) estuvieron divididos en secuencias de 195 (97-98 rodilla), 198 (98-100 tendida) y 188 (96-92), que la colocaron décima en las preliminares, entre 37 competidoras, a solo un punto de la checa Adela Bruns (582-24x).
Fue una prueba sui géneris. La italiana Petra Zublasing (589-29x) implantó primacía olímpica en la clasificatoria y luego se quedó sin escalar al podio de premiaciones. En la instancia decisiva, la alemana Bárbara Engleder (458.6) impuso otra cota. Solo así podía aventajar a la china Binbin Zhang (458.4).
Dianelys (568-15x), en cambio, distó de sus mejores acumulados y tuvo que contentarse con la penúltima plaza.
A propósito de la justa, Eglys y su entrenador, Ignacio Cruz, ofrecieron impresiones al colega Raúl Rodríguez: “Estaba bien, me sentí relajada, segura. Las primeras tiradas así lo reflejaron, pero me afectó el aire en la posición de pie y me impidió concentrarme al máximo”, expresó Eglys. “Yo estoy satisfecho con el rendimiento de Eglys, pese a las dificultades con el viento, pues su clasificación se definió en los dos disparos finales, ambos de 9.9 unidades y, además, con algo de presión por el tiempo.
“Son conocidos los reiterados contratiempos que sufrimos por la ausencia de municiones durante la preparación, de ahí que su ubicación, y especialmente tirar más de 580, me dejan satisfecho, aun cuando hubiésemos deseado incluirnos en la final y luchar por una medalla”, acotó Ignacio.
Dianas aparte, desembarcamos en el cuadrilátero, pues existía la expectativa asociada al debut de los actuales ases bajo los cinco aros Robeisy Ramírez (56 kg) y Roniel Iglesias (69). Ambos se mostraron rutilantes: Robeisy con unánime 3-0 (30-25, 30-27, 30-27) a costa del indio Shiva Thapa, y Roniel con knocout técnico contra el armenio Vladimir Margaryan, a quien le propinó una herida en su rostro. Con sus desenlaces, la escuadra de pugilismo mantuvo su invicto en ocho presentaciones.
Este viernes nuevamente habrá opciones de ascender al olimpo deportivo. La reina regente de Londres 2012, Idalys Ortiz (más 78 kg) asaltará el tatami en la segunda ronda, pues su puesto dos del ranking olímpico le deparó un sorteo menos abrupto. Luego le tocará medirse a la ganadora del desafío, Ksenia Chubisova (RUS), y Jasmin Kuelbs (ALE).
Igualmente, concursará Alex García (más 100) frente a Mukhamadmurod Abdurakhmonov.
Otro rey de la capital británica que iniciará su ruta a ritmo de desenfundar su pistola Pardini lo más rápido posible, será el holguinero Leuris Pupo, en su quinta cruzada bajo los cinco aros. Otros 25 Billy the Kids intentarán interponerse en su camino.
Fournier bogará por la redención en el single peso abierto del remo. Entre ceja y ceja, la final A, sin importar quiénes tomarán la largada en los carriles contiguos.
Y en otra sede, específicamente en el encerado de Riocentro, cruzarán guantes Lázaro Álvarez (60 kg) y Arlen López (75). El estadounidense Carlos Balderas Jr. y el húngaro Zoltan Harcsa, por ese orden, serán sus contrarios.
Cierro con la plataforma, pues en el concurso de los 85 kg del levantamiento de pesas, también buscará redimirse el pinero Yoelmis Hernández. Si bien es cierto que su temporada no ha sido la mejor tras la lesión que sufrió en la cita universal de Houston, sobre él pesan tres preseas mundiales en el ejercicio de envión.
Hay tela por donde cortar, pero también desbordan casi las ansias por ver a Cuba en el selecto club de las naciones inscritas en el medallero de la magna justa en la Ciudad Maravillosa. La historia se ha repetido desde el sábado.
Confiemos en que este viernes finalmente se rompa el hechizo. Mientras, millones de cubanos, entre los que me incluyo, nos deleitamos con la final de los 200 combinados individual de la natación: sencillamente increíble Michael Phelps, con su título número 22 en citas olímpicas y un crono de 1:54.66 minutos, imposible de emular para el japonés Kosuke Hagino (1:56.61), su más cercano perseguidor. Pueden indagar sobre la ventosa terapia, pueden ambicionar derrocarlo, pero, con 31 años, el Tiburón de Baltimore extendió su legado en esa prueba a cuatro ediciones en línea. Bella manera de sellar el jueves. Esa es la magia de los Juegos Olímpicos…
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