Boloña, quince años en letra impresa
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El arribo a una década y media, bien sea de vida o de fundación, es siempre motivo de regocijo. Tal júbilo embriaga por estos días a editores, diseñadores y autores que, en su quehacer cotidiano, conquistan y satisfacen los exigentes gustos de sus asiduos lectores. Y es que Boloña, sello editorial adscrito a la Oficina del Historiador de La Habana, celebró este 29 de marzo, el advenimiento de su quince aniversario.
En sencillo festejo de evocaciones y sueños, la gran familia de Boloña, entiéndase su colectivo laboral, autores de su catálogo y fieles lectores, se dieron cita en la Casa de la Poesía para repasar lo hasta ahora hecho, las proyecciones al futuro y poder conocer bien de cerca cuáles son las expectativas de quienes dan razón de ser a los libros que cada año presenta la editorial.
La excelencia de las producciones literarias de Boloña obedece, en primer lugar, al noble compromiso de ser consecuentes con la tradición de un apellido ilustre en el panorama de la impresión. La estela comienza a labrar su impronta en el lejano año de 1776, cuando la familia Boloña adquiere la imprenta inscrita a nombre del armador Azpeitia y solicita permiso al Cabildo para operar en el negocio de los impresos. Una serie de importantes volúmenes verán la luz a partir de 1780 bajo la acertada dirección del joven tipógrafo Esteban José Boloña. A la muerte de este, 37 años después, su hijo José Severino hereda el establecimiento y la anuencia para su explotación comercial.
A inicios del siglo XIX, su meritoria labor le hace merecedor del calificativo de mejor impresor de la Isla. Una centuria más tarde, Eliseo Diego habría de dedicarle el poemario “Muestrario del mundo o Libro de las maravillas de Boloña”, admirado ante la exquisita factura del catálogo de tipos y viñetas publicado por dicha editorial.
Tres siglos después, continuadora de la obra intelectual de Emilio Roig de Leuchsenring, y como parte de su proyección cultural, la Oficina del Historiador de La Habana decide crear un sello editorial que reflejara en letra impresa la labor restauradora en el Centro Histórico y que, además, mediante reediciones o primera ediciones, rescatara y preservara el patrimonio material e intangible cubano.
Los empeños se iniciaron en 1996 con la publicación de la obra La luz en el espejo, compilación de textos de Eusebio Leal Spengler. El catálogo de Boloña, integrado por las colecciones: Raíces, Arcos, Vitrinas, Vicit Leo, Cornucopia y La Moderna Poesía, cuenta con más de una centena de títulos, muchos de ellos galardonados con premios de edición, diseño y de la crítica, a los que se suman publicaciones seriadas como el Boletín del Gabinete de Arqueología, productos multimedia, plegables para exposiciones y programas de conciertos.
Fructíferos y prolijos han sido estos quince años para el sello Boloña. Títulos como Martí hombre, El diario perdido de Carlos Manuel de Céspedes, Los silencios quebrados de San Lorenzo, Los símbolos de la nación cubana e Historia de la Iglesia Católica en Cuba, son representativos de la línea literaria cultivada por Boloña, dedicada a exaltar los valores de nuestra identidad patria.
Dada su exquisitez en el diseño, excelente factura de impresión, cuidada edición y agudeza de las temáticas abordadas por autores y especialistas, son notables los libros del sello que se han alzado con importantes premios nacionales, entre ellos: Premio Anual de la Crítica Científico-Técnica y el de la Crítica Literaria, el de la Academia Cubana de la Lengua, el de Investigación Cultural que otorga el Centro Juan Marinello y el Catauro, de la Fundación Fernando Ortiz, además de nueve premios de Diseño del Libro Raúl Martínez.
La Feria Internacional del Libro de La Habana, como se ha hecho habitual, es el escenario escogido por la editorial para la presentación de los nuevos títulos. En años recientes, la calle de Madera o Tacón, en la Plaza de Armas, ha sido el emplazamiento del programa cultural de Boloña durante la celebración de la fiesta magna del libro, espacio compartido con las habituales presentaciones sabatinas del Instituto Cubano del Libro.
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La excelencia de las producciones literarias de Boloña obedece, en primer lugar, al noble compromiso de ser consecuentes con la tradición de un apellido ilustre en el panorama de la impresión.
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