“Leer a Martí es caminar hacia la luz”
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En la pequeña sala de su casa un hermoso cuadro de Martí da la bienvenida. Es como una especie de señal, una luz anunciadora, de que se está ante una familia “fervientemente martiana”*.
Y así es. Al profesor Horacio Díaz Pendás —también Premio Nacional de Historia 2012— nada le conmueve tanto como la obra de un hombre que lo antepuso todo, incluso su felicidad, a la independencia de su Patria.
De José Martí conoce hasta lo inimaginable. Apenas una exhortación y Horacio da riendas sueltas a su pensamiento; va de lo general a lo particular, de la obra a la vida, del escritor de prosas al poeta sensible, del político al patriota. Para él Martí es paradigma, elogio imperecedero.
Este 19 de Mayo — a 121 años de su fatídica desaparición física en Dos Ríos— Horacio trae hasta nuestros días al cubano más ilustre de todos los tiempos, quien dijera el 5 de marzo de 1876 en un periódico mexicano: “La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida”.
Dos Ríos es un acto consecuente, es una conjunción del hombre de ideas y el de actos —señaló Horacio—. Creo que la carta inconclusa escrita el 18 de mayo de 1895 a Manuel Mercado es su testamento político.
“Ese texto está lleno de claves para entender lo que después iba a suceder. Hay un momento en que le dice ‘sé desaparecer, pero no desaparecería mi pensamiento`. Él estaba consciente de eso.
“Nosotros tenemos el privilegio de tener en nuestras manos sus ideas, y la escuela cubana tiene una selección fabulosa en la obra de Cintio Vitier, con los Cuadernos Martianos.
“La batalla es el estudio, pero el estudio necesita organización, proceso de dirección de aprendizaje, recomendación de lecturas con inteligencia. Necesita estar enrumbado en una línea de continuidad.
“Nuestras escuelas cuentan con un espacio para estudiar a Martí, además de la docencia pueden desarrollar actividades; lecturas comentadas, exposiciones, seminarios, conversaciones. De lo que se trata es de compartir más que impartir.
“Parte de la labor pedagógica que debemos llevar adelante es lograr que cada vez más los alumnos, los maestros (de manera particular los que están dando sus primeros pasos), descubran a Martí. Para ello primero hay que buscar y leer. No podemos renunciar a la lectura.
“El camino es de constancia, sistematización, optimismo, porque leer a Martí es caminar hacia la luz, y ello reclama mucho diálogo, convencimiento, revelar cosas que las personas necesitan”.
¿Por qué traer Martí a nuestros días?
Recientemente durante el seminario de preparación del próximo curso escolar, en un panel sobre el valor de rescatar la memoria histórica, yo empecé evocando a Martí, con dos formulaciones suyas que a mí siempre me han estremecido. Líbrenos Dios del invierno de la memoria, líbrenos Dios del invierno del alma, como alertando de la importancia que tiene cultivar los valores del espíritu, la cultura que alimenta la memoria, que perfecciona al ser humano.
Martí nos entrega claves para entender problemas que hoy en día tienen una gran historicidad. Fue un hombre de profundos conocimientos de la historia de los Estados Unidos, de las características de aquella sociedad, de los matices con que hay que verla.
La Patria está siempre ante nuevos retos, nuevos peligros y enfrentamientos. Entonces esta batalla que estamos viendo hoy día tiene siglos de precedencia, de intenciones de dominación frente a una forja de una cultura de emancipación que nos viene desde el siglo XIX, de una cultura de enfrentar colonialismos de todo tipo, del político de cual salimos, y de los culturales que son los más sutiles y peligrosos.
¿Por qué defiende la idea de que las puertas de la escuela cubana deben estar abiertas a los intelectuales y especialmente a los estudiosos de su obra?
Necesitamos pluralidad de voces que vengan y nos hablen de Martí desde diferentes ángulos, desde la plástica, la música, la literatura, la historia, la política. A veces por un criterio didáctico nosotros hablamos solo de un aspecto, pero Martí es una criatura de una sola pieza; todo en él está concatenado, y hay que revelar ese Martí integral, aunque sea paso a paso.
Este año, como docente, recomiendo volver a Céspedes, Agramonte, Gómez, Maceo. Debemos trabajar pensando qué dijo Martí sobre estos cuatro gigantes de nuestra historia, por qué lo dijo y en qué condiciones.
No hay que olvidar que ahí están los embajadores del pesimismo, quienes afirman que todo está perdido. Esas son las rémoras de la historia.
Sin embargo, cuando un ser humano tiene determinadas convicciones nunca va a estar solo. Al propio Martí, ¿cuántas cosas no se le desmoronaron? Y volvió como el mito de Sísifo, aquel condenado por los dioses a subir una roca hasta la cima de una montaña y cuando ya estaba llegando se le desmoronaba y tenía que comenzar de nuevo. De alguna manera, tenemos que convertirnos en el Sísifo de nuestros tiempos, pero con una convicción: sí podremos poner la roca en la cima de la montaña porque cada día hay más personas que piensan como nosotros.
*Me refiero al matrimonio de Horacio Díaz Pendás y la profesora Rosario Mañalich, ambos Doctores en Ciencias Pedagógicas, y destacados docentes quienes se han dedicado al magisterio por más de 50 años.
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