California: Su culto a la marihuana

Lo firma Ian Lovett, quien agrega que luego de prosperar en patios y sótanos, la marihuana “sale de la clandestinidad para entrar con decisión en una etapa capitalista”.

Una nueva ley californiana instituye que los negocios de marihuana pueden tener ganancias, prohibidas desde 1996.

En aquel año su territorio legalizó el uso del cannabis medicinal y eliminó los límites al número de plantas que los productores pueden cultivar.

Un gran escándalo provocó la apertura de esa industria a las corporaciones e inversionistas extranjeros.

El Times puntualizó que, de hecho, representa el surgimiento de una nueva industria en California: el cultivo legal y a gran escala de marihuana.

Según la publicación neoyorquina, ello se ha convertido en el mercado legal de dicho narcótico “más grande del mundo”

El autor del artículo, Ian Lovett, hace referencia a la promesa de ganancias muy por encima de las obtenidas en Washington o Colorado.

Ambos territorios fueron los primeros en legalizar su titulado  consumo recreativo, paralelo al medicinal.

“No hay duda de que a la gente le brillan los ojos al pensar en el mercado de California”, comenta Troy Dayton, jefe de ArcView Group.

Esta última es una empresa de investigaciones con sede en la región de la Bahía de San Francisco, que se especializa en la marihuana.

Para obtener ventajas fiscales,  ciudades ubicadas a lo largo del desierto sur de California, como Adelanto y Desert, fueron las primeras en autorizar su cultivo comercial.  

El precio de los terrenos creció velozmente porque sus negociantes, según el Times,   compraron “cada centímetro de propiedad” donde la marihuana recibió luz verde”.

Veintitrés estados permiten algunos tipos de marihuana legal, y hasta 20 considerarán tomar medidas en las urnas para que su restricción sea más débil este año.

Las ventas del estupefaciente (medicinal) en California llegaron a unos 2 700 millones de dólares el año pasado, que representan casi la mitad de sus ventas de marihuana en el país.

En Estados Unidos hay leyes donde no se autoriza hacer negocios con empresas dedicadas a cultivar, procesar o vender esa droga.

Pero California, uno de sus estados más poderosos, demuestra avanzar en dirección opuesta.