ESTRENOS DE CINE: Esteban

Una película donde la fuerza de las personas es del tamaño de su más grande quimera, donde se lucha incansable y eternamente por alimentar el deseo de realizarla.

Es una ópera prima realizada por un matrimonio cubano joven y lleno de fuerzas, del que debe esperarse mucho más dentro del cine cubano. Se llaman Jonal Cosculluela (aunque en el cine es la primera vez que se escucha su nombre, es un graduado del Instituto Superior de Arte con amplia experiencia en la televisión) y Maritza Ceballos, graduada de la Facultad de Comunicación, quien fue la productora de la cinta.

El filme trata sobre la historia de un niño que descubre, por casualidad, un talento innato para tocar el piano, y su relación intimista con el instrumento. Es protagonizada por el niño de nueve años Reynaldo Guanche, que, aunque para la cinta recibió un brevísimo curso de actuación, no tenía formación para trabajar en el cine. Sabiéndolo, Cosculluela apuntaló el filme con las actuaciones de los consagrados Yuliet Cruz y Manuel Porto. También, trabajan como parte del reparto de la película Mónica Alonso e Ismael Isaac.

Los noventa minutos de Esteban hablan sobre cómo la tenacidad, la perseverancia y la vocación de cada ser humano, independientemente de sus ásperas condiciones de vida, son los que determinan el destino de cada cual. Según ha dicho el director, si se tuviera que resumir el argumento en una frase, para él sería: "no sabía que era imposible y por eso lo hice".

Uno de los méritos indiscutibles de la cinta es haber logrado que absolutamente toda la música fuera creación del maestro cubano Chucho Valdés, quien compuso e interpretó todos los temas de la banda sonora.

Hay, no obstante, algunas incongruencias que afean el trabajo –cinco años costó la realización del proyecto desde su génesis hasta su estreno-. Por solo mencionar un detalle: La caracterización física del personaje de Miriam, madre del niño Esteban, no corresponde en lo absoluto con las condiciones materiales con las que esta vive en la película. Si cuenta con languidez y depresión billetes de cinco pesos en moneda nacional, en su intento por reunir para comprar un pedazo de pollo, ¿cómo puede tener en todo momento el cabello como si hubiera acabado de salir de la más cara peluquería de La Habana? Sin contar la ropa ceñida y los senos pródigos, que contrastan sobremanera con una película que se esfuerza por no tener contenidos sexuales de ningún tipo.

La cinta tiene, como esta, algunas insensateces, remaches que pagan la novatada que implica una ópera prima, por supuesto. Esperemos.

La historia, sin embargo, logra sensibilizar por la pronta identificación que hacemos como espectadores ante los puntos en común que tenemos con Esteban: como mínimo, todos hemos tenido alguna vez, un sueño por el que hemos hecho de todo por lograr. Y si, por alguna casualidad desventura, eres de los que todavía no has logrado eso grande que una vez te propusiste, corre a las salas de estreno: Esteban sirve también de incentivo.