La sede del Arzobispado en esta ciudad, construcción que data de 1927 con arquitectura de estilo ecléctico, recibió labores de restauración en sus interiores y exteriores, elementos decorativos y áreas aledañas.

Acciones de albañilería y pintura benefician al inmueble que ocupa una manzana entre las calles San Jerónimo Norte y Sur, de elevadas pendientes, de ahí que -por su ubicación- sea visto desde diferentes puntos de la cabecera de la provincia de Santiago de Cuba.

El arquitecto Pedro Rodríguez Arjona, representante del Arzobispado para la inversión, dijo a la AIN que también fue beneficiada la capilla, su retablo y altar, se recuperó un área del edificio original para garaje y atendieron componentes del estilo constructivo.

Mencionó entre esos los capiteles en columnas, frisos en fachadas, molduras y cornisas, al tiempo que fueron restauradas la escalera de mármol y las imágenes religiosas en el patio interior.

Las labores emprendidas en el Arzobispado incluyeron la reanimación de todo su entorno, como viviendas, edificios públicos y dos parques, con pintura, arreglo de jardinería y otros trabajos realizados por la Empresa Provincial de Restauración y Conservación, acotó.

A cargo de los proyectos estuvo la arquitecta Tania Valdés, de la Oficina del Conservador.

En esa edificación radica el Arzobispo de Santiago de Cuba, Monseñor Dionisio García Ibáñez y cuenta con oficinas, habitaciones, archivo arqudiocesano y cancillería.

Desde allí, se aprecia una vista panorámica de la parte baja de la urbe oriental, la bahía y las montañas que la rodean.

El edificio del actual Arzobispado de Santiago de Cuba fue levantado en 1927, siendo entonces Arzobispo Monseñor Fray Valentín Zubizarreta, en los terrenos que ocupaba la antigua iglesia de Santa Ana, a la cual se dedicó la capilla.