Dayaris Mestre: Como una libélula incansable sobre el tatami
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Hay en ella esa energía interna que semeja la de un zunzún o una libélula, que no paran de aletear, que apenas pueden estar tranquilos. Y no hay comparación más ajustada paraa la judoca Dayaris Mestre, incluso a tono con su división de 48 kg. Luego de haberla visto durante poco más de una hora hacer randori con sus homólogos varones acuñé mi calificativo.
Máxime luego de haberla escuchado confesar que en más de una ocasión ha deseado canalizar el dolor de ver escapársele una presea mundial, —como en la edición de Chelyabinsk, Rusia 2014 cuando ancló quinta—, con una batalla extra de redención.
Nacida el 20 de noviembre de 1986, la espirituana buscará aferrarse a sangre y fuego a esa palabra bendita denominada presea. Para ello destila experiencia, pues este constituye su segundo ciclo insertada en el máximo nivel de su categoría, en la cual aparece en la posición 18 del ranking del orbe con 768 puntos en 13 lides punteables y en puestos de clasificación para la magna cita en suelo carioca, pues además de las 14 punteras aseguradas en este minuto Dayaris entra por la cuota continental asignada a América, en categoría en la cual Japón y Turquía poseen a dos exponentes entre las agraciadas del top.
A propósito, la mongola Urantsetseg Munkhbat (2 360) lidera dicho escalafón, en tanto a este lado del Atlántico hay huesos de la talla de la as universal argentina Paula Pareto (segunda- con igual acumulado de 2 360), y la brasileña y reina bajo los cinco aros en Londres 2012, Sarah Menezes (cuarta-1 472). En la ciudad del Big Ben, Mestre sucumbió en su segunda presentación ante la rumana y a la postre plata Alina Dumitru.
Ubicada en puestos de privilegio (entre el primero y séptimo lugares) desde el certamen continental de la disciplina en Edmonton, abril del 2015, Mestre aseguró que el título en los Panamericanos de Toronto, —campal duelo frente a la albiceleste Pareto definida por wazari a favor de ella—, ha sido el momento más feliz de su carrera deportiva.
Así comenzó nuestro diálogo, en el impasse de una hora y media previo al circuito de esfuerzo físico con soga, carreras, saltos y kumi-kata
—Otro éxito sobre Pareto en el Grand Prix de La Habana, ¿Qué has priorizado de entonces hasta hoy?
—Estoy enfocada en Río, la preparación está comportándose muy intensa. Físicamente me siento óptima, de ahí que será crucial luchar por los 400 puntos que otorga el Panamericano del deporte (27-30 de abril en la Ciudad Deportiva). Le pongo énfasis a todos los ejercicios físicos: la soga es crucial para asegurar y mejorar la efectividad de los agarres, las pesas son necesarias para cualquier disciplina de combate, contribuyen a elevar la fuerza.
—¿Primeras proyecciones? ¿Opinión sobre el actual colectivo técnico?
—Me inicié con 11 años y tuve un solo entrenador (Fernando Castillo), hasta mi ascenso hasta la preselección nacional. Nunca lo olvidaré pues me aportó mucho de lo que sé. El actual colectivo, no es nuevo, venía trabajando con el profesor Ronaldo Veitía, pienso que nos da esa confianza y motivación, ellos saben hacia dónde queremos ir, técnicamente están bien preparados. Me siento cómoda trabajando así.
—¿Una pareja de cuidado en el ámbito doméstico?
—Hay varias, sobre todo por el empuje de las muchachas jóvenes con mucha calidad como son los casos de Vanessa Godínez (16 años) y Melissa Hurtado (17). Esa exigencia y su progresión me benefician mucho en mi entrenamiento cotidiano.
—¿Principales armas en tu sistema de pelea?
—No me caracterizo por ser una judoca muy fuerte, la movilidad y explosividad constituyen las bases de mi sistema de combate. En ese sentido mis técnicas más efectivas son el ouchi gari (proyección de piernas, introduciendo una por dentro del oponente en diagonal), y el sode tsuri (técnica de cadera con agarre a la solapa y la manga).
—¿Elementos que urgen mejorar de inmediato? ¿Rival inaccesible?
—Continuar trabajando para elevar mis parámetros de fuerza, intentar igualarlos con las restantes judocas de la élite en mi categoría. Todas las rivales son fuertes, pues nuestro deporte tiene muchos torneos, se ha desarrollado notablemente y existen bastante oponentes de sumo cuidado. No puede existir la más mínima confianza.
—¿El profe Ronaldo Veitía?
—Llevo 13 años en el equipo nacional. Siempre me dijo que yo tenía calidad. Apuesta por mí de hecho para luchar por una presea en Río de Janeiro. Daré todo lo que tengo en mi interior para no defraudarlo, ni a él, ni a mi pueblo.
Con muestras evidentes de agotamiento Dayaris extiende su pequeña anatomía sobre el colchón en busca de descanso. En breve reanudará el rigor de la práctica con la preparación física.
Atesora en certámenes internacionales de calidad balance de 23 sonrisas y 17 fracasos desde la justa continental de Edmonton. Por delante, además del Panamericano de La Habana, buscará afianzarse a su visado olímpico en los torneos de Azerbaiyán (Grand Slam de Bakú), y Kazajstán (Grand Prix de Almaty). Confiemos en que lo consiga y en la Arena Carioca II de la zona de Barra, sortee los escollos hasta encontrarse con el podio y ese vocablo bendito que resuena… medallas.
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