¿El Niño se comió la papa?

¿El Niño se comió la papa?
Fecha de publicación: 
15 Marzo 2016
0
Imagen principal: 

Según la Máster en Ciencias Agrícolas Milagros Alfonso Cabrera, aunque la frase no es literal, se acerca a la verdad: “el año pasado tuvimos una época de bonanza y mucha papa, qué va a pasar este año, ya lo sabemos de hecho, el agua afecta todo tipo de tubérculo, todas las actividades agrícolas este año están afectadas y se esperaba un año como este, porque se sabía que El Niño venía…”

alt
Este fenómeno atmosférico que cada dos o tres años afecta la isla llegó este 2016 con mucha agua para el occidente del país lo cual ha significado un reto para las más actualizadas estrategias de producción agrícola. Un libro publicado en 2013 sobre el cambio climático en Cuba pondera entre esas iniciativas “La utilización de variedades de alto potencial de rendimiento (…) Para ello la ejecución de pruebas de adaptación de las nuevas variedades en cinco sitios del país (San José de las Lajas, Batabanó, Matanzas, Villa Clara y Ciego de Ávila), han desempeñado un papel muy importante. Estos estudios han permitido seleccionar las variedades mejor adaptadas a los sitios específicos, de forma tal que se puedan explotar en cada territorio las variedades de mejor comportamiento”.

Sin embargo, muchos seguimos esperando este año por ese delicioso puré con mantequilla o las papitas fritas o una carnita con papas que nos aporta buena cantidad de nutrientes: carbohidratos, minerales y proteínas. Evidentemente la necesidad de enfrentar “con todos los hierros” al cambio climático nos lo estamos sintiendo en la mesa.

¿Y si El Niño crece?

No quisiera ni pensarlo, pero desde inicios del siglo XX hasta la última década de ese período, la frecuencia con que se manifiesta El Niño en nuestro país ha aumentado y cada vez los climatólogos e investigadores de disciplinas afines se interesan más por su influencia en la agricultura y la búsqueda de medidas para contrarrestarlo, por razones que para Milagros están muy claras:

“Realmente hay muchísimas medidas que se pueden tomar en todos los sectores, pero el caso particular de la agricultura para nosotros es una gran preocupación, porque el único sector que desarrolla todas sus actividades a la intemperie, así que no tiene otra opción que tomar medidas de adaptación”.

Saber, estar al tanto es el primer paso: “Lo primero es estar informado, estar informado de lo que va a pasar no solo hoy, sino dentro de cinco días, dentro de un mes y en la próxima campaña. Cuba tiene bien definidas sus épocas de frío y sus épocas de primavera que coinciden precisamente con las épocas de siembra de los diferentes cultivos, bueno ya no se puede ser tan esquemático, hay que un poco olvidarse de las normas técnicas de los años n80 porque ya no es el clima de los años 80”.

Esta especialista considera imprescindible flexibilizar y actualizar conceptos en la producción: “Ya no se puede pensar en el frijol de enero y en el frijol de septiembre, por qué, porque ya en enero estamos viendo que hay eneros lluviosos, por lo tanto perdemos la semilla del frijol, en septiembre hay un septiembre seco, por lo tanto perdemos la semilla del frijol qué hay que hacer, tomar medidas de adaptación y  una de las más importantes es el corrimiento a las épocas de siembra, acorde a los pronósticos que se están realizando y estudios serios. Claro que para eso se necesita un nivel de aseguramiento, que la agricultura tenga en tiempo el combustible, que tenga los equipos a punto, que tenga la semilla a tiempo y eso lógicamente requiere un nivel de organización”.

Pero el asunto tiende a complejizarse y la filosofía necesaria parece ser aquella de “a grandes problemas, grandes soluciones”: “hay otras medidas que se pueden tomar, pero que van siendo de mayor nivel de decisión como es el mejoramiento genético de las especies, diseñar cultivares de mayor resistencia a la sequía, diseñar cultivares genéticamente más plásticos, es decir, que se adapten a diferentes épocas de siembra y que genéticamente estén preparados para lo que se nos avecina”.

alt
“Hay que buscar alternativas, porque es muy difícil garantizar la alimentación con las variedades que tenemos. Hay centros de investigación que están trabajando en esto muy seriamente, para lograr especies que sean resistentes a los cambios climáticos futuros. Las otras alternativas que se pueden tomar son intercalar cultivos que les sean factibles al productor por sus ciclos cortos. Hay cultivos que en 45 ó 50 días usted tiene ya alimento para la población, plantas que no dependan tanto del riego y que sean más resistentes a la insolación”.

La papa contra El Niño

La propia Milagros nos ha facilitado el libro Impacto del cambio climático y medidas de adaptación en Cuba, el cual dedica todo un acápite al tema de la agricultura y entre las certezas que establece tras una amplia investigación está el hecho de que la papa ha hablado alto y claro sobre lo que El Niño hace con la agricultura de la isla:

“Las alteraciones biológicas registradas debidas al efecto del clima (como los cambios de rendimiento en la papa) son casos comprobados que además. Indican que la consideración tradicional del clima como un factor cuasi constante en las investigaciones agrarias, donde la valoración de la importancia de sus efectos se circunscribía a la repetición temporal de los experimentos u observaciones por unos pocos años consecutivos, ha dejado de tener vigencia metodológica”.

Interdisciplinariedad, previsión y constancia pudieran ser palabras claves, pues una certeza considera insoslayable el colectivo de autores del volumen mencionado: “… el cambio climático ha comenzado a impactar el sector agropecuario cubano en sus niveles más básicos, a escala fisiológica, con manifestaciones externas verificables de que tales cambios están ocurriendo…”

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
Esta pregunta es para comprobar si usted es un visitante humano y prevenir envíos de spam automatizado.
CAPTCHA de imagen
Introduzca los caracteres mostrados en la imagen.