No hubo para más, el tigre de la final no es el cubano
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Sin pitcheo y sin producir con corredores en circulación, los Tigres de Ciego de Ávila no pudieron rebasar a un oponente, como el mexicano Venados de Mazatlán, que aprovechó todas las brechas que le dio el rival y optimizó las oportunidades a la ofensiva para meterse, en calidad de invicto, en la final de la Serie del Caribe.
Un inning le bastó al campeón azteca, el cuarto episodio. En ese acto, con solo dos inatrapables más tres boletos hicieron un trío de anotaciones que pesó una enormidad sobre el ataque antillano, dominado por los embrujados envíos del zurdo Héctor Daniel Rodríguez. En la entrada, tanto el abridor Vladimir Baños como su relevo, el zurdo Liván Moinelo, literalmente perdieron el home y se perdió el juego de pelota.
En cuanto a los bateadores cubanos, muchos turnos empezaron son swing al primer lanzamiento, la mayoría rompientes bien alejados de la zona de strike. A eso hay que agregar, el lastre de que hasta la sexta entrada, con corredores en circulación se fueron de 8-0, incluyendo dos doble play. En la séptima, Lourdes Gurriel negoció la base, Avilés volvió a lucir inmenso y pegó jit para que Osvaldo Vázquez impulsara el descuento.
Con hombres en primera y segunda, la pizarra del Quisqueya Juan Marichal mostraba marcador favorable a los mexicanos de 4-1. Machado siguió moviendo el banco y trajo a Sayler Hernández, pero su roletazo sirvió para el tercer doble play de la defensa de Mazatlán. Fue el duodécimo fallo con hombres en las almohadillas.
El viejo axioma del béisbol de que si no la haces te la hacen se combinó con la anémica efectividad del pitcheo de la Mayor de las Antillas, vestido de gala ayer con sus mejores hombres, pero desprovisto totalmente en esta jornada sabatina. En la séptima, los bates mariachis se desataron y fabricaron otras tres con lo que le dieron doble click al marcador.
No se puede decir que los avileños no pelearon, es más, no dejaron de hacerlo y en el octavo volvieron a registrar con la primera empujada de Alfredo Despaigne en el torneo. Y con buenas comparecencias al home del más pequeño de los Gurriel y de Avilés, boleados ambos, repletaron las bases. Sin embargo, esta vez Osvaldo Vázquez no pudo hacer la cruz y el ponche abortó la amenaza con la decimosexta vez que un bateador de los 17 que encontraron compañeros en los pasillos, no producía.
Lo que sucede es, y hay que entenderlo y asimilarlo, que para estar al nivel de esta lid, frente a un equipo como los Venados, con tres estadounidenses, un cubano (Yunieski Betancourt que emoujó para el rival cuatro de la siete), un italiano y otro dominicano en su formación al campo, hay que presentarse con un pitcheo que en el país hoy no tenemos. En consecuencia, esa carencia convierte en muy vulnerables a los bateadores ante los serpentineros que encuentran aquí, que en ocasiones sin mucha exigencia como el abridor azteca Héctor Daniel Rodríguez, los logran dominar con mucha facilidad.
Ciego de Ávila y Cuba terminan su paso por esta 58 Serie del Caribe, con una cara muy distinta a la que comenzaron. Lo hicieron combatiendo ante un elenco que una vez más hay que decirlo, los superó en toda la ruta. Hoy los de Mazatlán disputarán la final con el otro Tigre, el venezolano de Aragua, desde las cuatro de la tarde, hora local.
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