Teatro de las Estaciones: Con Martí, en el camino de los títeres, otra vez
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No se apagan aún los ecos de la música caribeña de William Vivanco en nuestro repertorio más reciente, mucho menos se esfuma el atormentado espíritu lorquiano que desde 1928 evocaba el misterio cinematográfico de Buster Keaton, y ya andamos los de Las Estaciones titereteando nuevamente. Esta vez volvemos sobre los pasos luminosos de nuestro José Martí.
Un amarillento guion para teatro de sombras, del dramaturgo, director artístico, diseñador y actor titiritero Pepe Carril, fundador junto a los hermanos Pepe y Carucha Camejo del Guiñol Nacional de Cuba, en 1956, despertó mi curiosidad. De manera breve y con imágenes puntuales, Carril desarrolla la triste historia que narra el poema martiano Los dos príncipes, según idea de la poetisa norteamericana Helen Hunt Jackson, publicado en el segundo número de la revista mensual para niños y niñas La Edad de Oro, editada en Nueva York en 1889.
No es la técnica del teatro de sombras uno de los estilos de animación más solicitados en Cuba. Su utilización se ha circunscrito a escenas donde la magia de la luz y la oscuridad se antojan necesarias. Han existido desde el siglo pasado varios ejemplos de puestas en escena nacionales concentradas en el universo enigmático de las sombras, pero no han sido la gran mayoría. El paso por la Isla de prestigiosos sombristas como Fabrizio Montecchi, de Italia, o la Compañía Amoros et Augustin, de Francia, ha motivado en el siglo XXI el interés de algunas agrupaciones de nuestro territorio por esta técnica.
Sobre los hermosos versos octosílabos de rimas asonantes, escritos por el Apóstol, la joven actriz y dramaturga María Laura Germán, unida a Teatro de Las Estaciones desde 2008, ha levantado un nuevo romance entre luces y sombras, que recrea libremente lo que antecede a la fábula que cuenta el poema Los dos príncipes. Como mismo Martí defiende la visión igualitaria del ser humano por encima de etnias, clases sociales o religión, la autora recrea la amistad de dos niños de diferentes linajes, dos infantes que marchan irremediablemente hacia el conocido y abrupto final.
Zenén Calero desde el diseño general y Vicente Enríquez Landín desde la imagen gráfica, se suman a la coreografía de Liliam Padrón, la música original de Reynaldo Montalvo y la asesoría de Yudd Favier, para integrarse junto al elenco más joven de nuestra agrupación y algunos actores invitados (Iván García, María Laura Germán, Karen Sotolongo, Yerandy Basart, María Isabel Medina, Elizabeth San Miguel, Yadiel Durán y Carlos Carret) a los sonidos barrocos de Vivaldi, Telemann, Scarlatti, Corelli, Albinoni o Marcello, y relatar este cuento de muerte temprana y dolor mayúsculo.
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