Héctor Medina, un actor a las puertas de su primer Coral

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Héctor Medina, un actor a las puertas de su primer Coral
Fecha de publicación: 
7 Diciembre 2015
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El intérprete, de apenas 26 años de edad, protagoniza dos de los filmes más buscados en el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano: La cosa humana (Gerardo Chijona) y Viva (Paddy Breathnach).

En cintas antagónicas —una comedia surrealista y un melodrama «queer»—, Medina convence en una como un delincuentucho con afanes literarios, y en la otra, como el hijo gay de un presidiario.

Nada raro para quien interpretó a un adolescente que acuchilla a tres abusones en Camionero, a un genio renacentista en Vinci, y a un inadaptado que se inyecta sida en Boleto al paraíso.

¿Cómo se blinda este joven sin aparentes traumas existenciales para encarnar personajes tan atormentados, intensos, desgarrados? «Ni idea», le confiesa a Prensa Latina, con genuina sencillez.

Habla sin poses de divo, con su rostro infantil casi irreconocible tras una tupida barba, su personal venganza al afeite diario que le exigió el personaje de Viva.

En la película es Jesús, un joven gay que trabaja en el cabaret de travestis de Mama (Luis Alberto García), mientras convive con su padre, un machista recién salido de la cárcel (Jorge Perugorría).

Padre e hijo conviven en el cuartico mínimo del muchacho, pero muy pronto brotan los conflictos entre el veterano exboxeador y el delicado vestuarista.

«Fue un trabajo fuerte, con poco tiempo para prepararme; tuve que cantar, bailar, todo un maratón fílmico con escenas muy duras, pero que creó un fuerte vínculo con Perugorría y Luis Alberto», afirma.

Se trata, asegura, de una poco convencional historia de amor padre-hijo, tan intensa, que hasta con fiebre lo dejó el rodaje, aunque le reportó buenas experiencias, como conocer a Meryl Streep en el Festival de Telluride, Estados Unidos.

Menos conflictiva, pero igual de rigurosa, fue la filmación de La cosa humana, nuevamente a las órdenes de Gerardo Chijona, quien lo «descubrió» en Boleto al paraíso y ya lo reclutó para su próximo filme, Los buenos demonios.

«Me sorprende la confianza de Chijona, pero la agradezco, porque el trabajo con él fluye, uno simplemente se deja llevar», comenta Medina, para quien esta comedia fue un oasis entre tanto drama.

No obstante, señaló que el realizador cuidó mucho el tono, para evitar que la risa circunstancial, el chiste, robara protagonismo a la trama de este peculiar tributo al cine y la literatura.

Este talento nato que comenzó a actuar para huirle a sus clases de matemáticas ha escogido bien sus papeles, los ha defendido aún mejor, y quizás este año gane el primer Coral de su aún naciente carrera. Avales tiene...

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