Bailar casino, del Malecón de La Habana al récord Guiness (+FOTOS)

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Bailar casino, del Malecón de La Habana al récord Guiness (+FOTOS)
Fecha de publicación: 
26 Noviembre 2015
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Hablando claro, fue una “gozadera”, la gente lo disfrutó y el Malecón habanero fue testigo una vez de un acontecimiento histórico.

A los cubanos les gusta todo lo que tenga que ver con música y baile, eso se sabe, que en esta isla lo que no puede faltar es la diversión y la alegría. El baile de casino ha sido tradicionalmente algo que logra unir a la gente en Cuba, en cualquier época, sin que importe edad u origen de los bailadores.

 

Este miércoles 25 de noviembre Cuba intentó romper el récord Guiness con la rueda de casino más grande del mundo. Hasta el momento Grecia cuenta con la mejor marca: más de mil cien personas bailando.

 

Desafortunadamente el proyecto de La Habana no pasó de 964 bailadores, pero sí superamos por mucho el tiempo en escena.

 

14:58 minutos transcurrieron sin que estos competidores entusiastas cesaran de moverse al compás de la salsa cubana. Aunque el resultado oficial se hará público en los próximos días, creo que los cubanos ya podemos colgarnos el título del Guiness en la Rueda de Casino Gigante que más ha durado en el mundo.

 

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Y si de motivación se tratara yo diría que podríamos romper los cronómetros una y otra vez, ya que todos los que allí bailaron lo hacían por pura diversión, como si estuvieran en una fiesta en el barrio o en la sala de su casa y entre amigos. Creo que ninguno de ellos pensó en mirar el reloj sino en seguir moviendo los pies y lucirse con los últimos pasillos que aprendieron. De hecho, comenzó a lloviznar durante el show y aun así nadie se detuvo.

 

Cuatro temas de las mejores orquestas cubanas de salsa sonaron en el Malecón: “Bailar en Cuba” (de Manolito Simonet y su Trabuco), “Somos diferentes” (de Juan Formell y Los Van Van), “Me dicen Cuba” (de Alexander Abreu y Habana D´ Primera) y “Somos Latinos” (de Adalberto Álvarez y su Son).

 

La mayoría de los concursantes eran cubanos, y compartieron la rueda con unos 400 bailadores extranjeros de 17 países, como México, Venezuela, Martinica, Gran Bretaña… Entre los aspirantes se encontraba siempre un “mayordomo”, una suerte de supervisor pendiente de la calidad de la coreografía.

 

Susmary era una de estas mayordomos. Se trata de una joven cubana, profesora de baile que se mostró estar muy feliz por haber sido parte de este proyecto. “Aunque no rompimos el record en número de participantes, me siento muy bien por esta experiencia pues todos los días no sucede algo así, y cuando pase el tiempo podré decir que yo también estuve aquí”, comentaba ella al finalizar el espectáculo.

 

Entre tanta gente, por supuesto que había una gran diversidad de estilos y maneras de marcar los pasos o dar las vueltas, pero esto no hizo mella en la uniformidad del baile. Aún así hay que reconocer que solo una semana de entrenamiento nunca sería suficiente para una iniciativa de tal envergadura, puesto que muchos de los participantes no eran bailarines profesionales; de hecho, unos cuantos (especialmente extranjeros) no tenían la técnica ideal.

 

En esta rueda gigante había de todo, desde participantes muy jovencitos y apasionados con pasos audaces hasta ancianos de 60 y 70 años que danzaban más pasivamente. Algunos son visitantes foráneos que llevan años viniendo a la Isla en esta época en que se desarrolla el evento de Cuba Baila, el cual cuenta ya con 10 ediciones.

 

Harold, un treintañero, periodista cubano y amantísimo del deporte fue otro de los que se entregó a este proyecto.

 

“Yo aprendí a bailar casino en la secundaria y continué con ese interés pues estudié en el pre de la Lenin y allí siempre hubo una fuerte tradición. Yo me iba a San Miguel del Padrón a bailar con los Padrino y los López, que son familias que han mantenido la cultura del casino con peñas fuertes en la ciudad. En la universidad también seguí con el hobby, pero en realidad una amiga mía fue quien me inscribió en esta rueda. Nosotros compartimos esta pasión en encuentros en la Unión Árabe de Cuba, donde hay mucha camaradería y la gente se avisa unos a otros de las cosas que pasan. Nos enteramos de que esta era la décima edición de Cuba Baila y que se había propuesto romper el récord de la mayor rueda de casino, así que eso fue suficiente entusiasmo para participar, a pesar de la carga de trabajo que tengo y el tiempo que debía dedicar a los ensayos”, cuenta Harold.

 

Al decir de este bailador, esta ha sido una gran experiencia porque ha podido coincidir con gente de todas partes y de diferentes generaciones de cubanos. “Los que ya nos conocíamos pues hemos estrechado aún más nuestros vínculos”.

 

“Me encanta Cuba y me gusta mucho bailar. Yo quiero conocer mejor el ritmo y la forma de bailar de los cubanos. En China gusta mucho el baile, la salsa, la bachata, el cha cha cha, el merengue…”, nos dice Thi Wang Fei, un chino de 26 años que es profesor de baile en su país y vino a La Habana con la emoción de ser parte de un momento especial.

 

Tanto Thi Wang, como Harold, Susmary y los cientos de personas que consagraron estos días al baile de casino, tienen hoy algo más que contar, algo más que guardar en su memoria. “Yo tengo un récord Guiness”, dirán muchos, “… y lo gané bailando en La Habana mientras el mar batía fuertemente el muro del Malecón…”.

 

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Quienes estábamos del lado de acá del escenario, entre cámaras de televisión y fotógrafos, también reservaremos esta como una tarde memorable que, de hecho, debería repetirse. Estoy segura de que, con un poquito más de promoción y la adecuada convocatoria, se romperá ampliamente el récord en cantidad de participantes.

 

Si mil 200 era la propuesta para superar a los griegos, yo digo que nosotros tenemos para mucho más que eso. Vayamos a algunos institutos preuniversitarios y a dos o tres barrios de la ciudad (además de la gente que se querrá sumar desde otras provincias) y no será nada difícil que los competidores se inscriban en masa.

 

Recuerden que los cubanos de lo que no podemos prescindir nunca es de la alegría, y el baile de casino ha sido y será siempre un motivo de felicidad para nosotros.

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