Policías estadounidenses han matado a más de mil personas en lo que va de 2015
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Policías en Estados Unidos han matado a más de mil personas en lo que va de 2015 contando las muertes de dos ciudadanos más, uno en Oakland y otro en Minneápolis, el pasado fin de semana.
En Oakland, agentes dispararon contra un hombre que se les acercó con lo que parecía ser una pistola, que resultó ser una réplica, cuando la policía dispersaba cientos de vehículos que participaban en un show ilegal realizando maniobras peligrosas. Aún no se identifica la raza de la víctima.
En Minneápolis, cientos de manifestantes obstaculizaron una carretera durante horas en protesta por un incidente en el que policías balearon a Jamar Clark, afroestadunidense de 24 años. Unas 51 personas fueron arrestadas en la protesta. La policía insiste en que Clark se enfrentó a los agentes que respondían al reporte de un asalto, pero testigos aseguran que los uniformados dispararon mientras el joven ya estaba en el suelo, sin moverse ni resistirse, y que ya estaba esposado cuando recibió un balazo en la cabeza.
En respuesta a las protestas, la alcaldesa de Minneápolis solicitó al Departamento de Justicia abrir una investigación. Los manifestantes exigen que la policía presente el video del incidente.
El Departamento de Justicia no cuenta con un registro oficial completo del uso de la fuerza por los miles de departamentos de policía en el país. Por lo tanto, The Guardian (www.theguardian.com/us-news/ng-interactive/2015/jun/01/the-counted-polic...) y el Washington Post, por separado, han hecho conteos independientes.
Según los cálculos de The Guardian, el incidente en Oakland marcó la víctima mil en 2015. De ese total, 883 murieron por balas disparadas por policías, otros 47 después de ser sujetos al shock eléctrico de un taser policiaco, 33 después de ser atropellados por un vehículo policiaco y 36 que fallecieron en detención. Según su análisis de estas estadísticas, la tasa de muertes de civiles a manos de la policía es actualmente de 3.1 cada día. El conteo hasta hoy alcanzó un total de mil 5.
Los afroestadunidenses, aunque representan sólo 13 por ciento de la población, son ultimados por policías casi dos veces más que los blancos.
A la vez, unos 44 millones de residentes (mayores de 16 años) han tenido por lo menos un encuentro directo con la policía entre 2002 y 2011, y 75 por ciento de los que padecieron algún uso de fuerza por la policía percibieron que eso uso fue "excesivo", según un nuevo informe del Departamento de Justicia presentado la semana pasada. Más aún, según el informe oficial, los afroestadunidenses tienen más de dos veces la probabilidad de padecer fuerza no letal o la amenaza de fuerza de la policía que los blancos, reportó el Washington Post.
Las protestas en Minneápolis no son aisladas ni únicas. Desde los hechos en Ferguson, Misuri, en agosto del año pasado –cuando un policía disparó y mató a Michael Brown, afroestadunidense desarmado de 18 años de edad– las noticias sobre el excesivo uso de fuerza, incluida la letal, han generado protestas e ira en el país, sobre todo por la desproporción de casos en que policías blancos han matado a jóvenes afroestadunidenses. Eso generó un movimiento con perfil nacional llamado Black Lives Matter, a partir de una sencilla consigna que afirma que las vidas de negros importan.
Decenas de casos parecidos han alimentado un movimiento contra la violencia policiaca y la impunidad de las autoridades en estos casos. Esto ha contribuido al debate nacional, que ha llegado hasta la cúpula política, por promover una reforma no sólo de la policía, sino del sistema judicial penal, sobre todo por la inocultable injusticia racial que se evidencia desde la actuación de las policías en las calles, el proceso judicial y la demografía de la población más encarcelada del mundo.
Ese movimiento se ha extendido a las universidades, con un enfoque más amplio sobre el racismo institucional que prevalece en este país, y miles de jóvenes han participado en una creciente ola de acciones con resultados sorprendentes, incluida la renuncia de rectores (consultar: www.jornada.unam.mx/2015/11/16/ opinion/038o1mun ).
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