Estrenos de cine: Desterrado
especiales

China se ha convertido en refugio de varias estrellas venidas a menos, convertidas en parias en su propia tierra. Ahí están Tim Robbins y Adrien Brody en 1942, o este último, junto a John Cusack, en la superproducción Dragon Blade.
Como si su propio título fuera en sí mismo un reflejo y un toque de atención hacia esa industria que expele a sus propias estrellas tan fácilmente como los crea, Desterrado (2014) —Outcast en su título original— viene a ser un nuevo ejemplo de producción china que adopta a actores expatriados como reclamo para atraer a espectadores a las salas.
Y lo demás está de más. Ni siquiera la ampulosidad de sus medios artísticos —la ambientación de la China medieval está correcta— importa. Lo que prima es poner a sus dos estrellas principales al servicio de la historia y hacerlos vagar ante la pantalla.
Todo es previsible y tosco en Desterrado: dos caballeros templarios proscritos defendiendo la vida de cierto futuro rey, perseguido por su hermano traidor. Por el camino, alguna historia de amor secundaria mal presentada y peor desarrollada, y una nula mano para dirigir a los actores y las escenas más íntimas por parte del director Nicholas Powell, que sí demuestra su experiencia en las coreografías de las escenas de combate.
El primer caballero, un sobreactuado Nicolas Cage (La búsqueda, World Trade Center), cuyo peinado imposible —estilo punk— se convierte en el líder de un grupo de bandidos en la Ruta de la Seda. El segundo, Hayden Christensen (Star Wars I y II, Aprendiz de caballero), perjudicado por el opio, se gana la vida como mercenario en tierras del lejano oriente. La protección de los hijos del emperador: la princesa Lian (Liu Yifei) y su hermano pequeño, el príncipe heredero Zhao, les unirá de nuevo en la misión casi suicida de escoltarles en un largo viaje por el continente y devolver al príncipe su legítimo lugar en el trono.
El argumento, previsible. Se sabe perfectamente cómo va a acabar y cómo va a desarrollarse paso por paso; además, está lleno de agujeros absurdos y fallos imperdonables, como ese de que, aun estando en la Edad Media en China, se hable inglés. O como que las espadas tiemblen demasiado, como si de plástico, y no de acero, fueran. Y lo peor: se supone que Nicolas Cage es tuerto, pero a veces no controla su guiño y se le abre el ojo. (¿Cómo Powell dejó pasar esto?).
Con un Anakin Skywalker que por el camino que lleva nunca volverá a saborear la gloria de estar en algo como Star Wars, el filme, al menos, ofrece bonitos paisajes y coreografías fidedignas.
Desterrado (2014) posee un argumento previsible, pero entretenido para sus noventa y cuatro minutos de duración. En sentido general, la película tiene muy poco más que acrobáticas y coreografiadas escenas de acción y lucha, que no servirán para mucho más que para distraerse…, que también es algo inexcusable, de vez en vez.
Añadir nuevo comentario