EN FOTOS: El concierto de Chucho Valdés y Lang Lang en la Catedral

Los pianistas Lang Lang, de China, y Chucho Valdés, de Cuba, jugaron hoy con el virtuosismo durante un concierto compartido aquí con la Orquesta Sinfónica Nacional, bajo la dirección de la maestra estadounidense Marin Alsop.

Antes del espectáculo, el encuentro de estos tres talentos era catalogado por especialistas como un gran suceso musical, ahora que la promesa tocó tierra los testigos presenciaron una fiesta, con selfie incluido casi al final, pues la directora quiso guardar constancia de su regocijo junto a Lang y Valdés.

Cuando el pianista chino interpretó el primer movimiento del Concierto número uno para piano, opus 23, del compositor ruso Piotr Ilich Chaikovski, la palabra perfección llegó a la redundancia, a nadie le venía otra a la mente.

Lang, con apariencia de niño noble, fue el único músico que no calentó, los minutos previos al inicio del concierto los pasó haciéndose fotos con admiradores mientras el resto de los artistas ensayaba.

Valdés ya había adelantado que su colega no tenía mano izquierda, sino dos derechas y, en efecto, el chino tocó como para ratificar su prestigio de rey en el planeta.

La expresividad de Lang al piano y la elocuencia de Valdés en el suyo entablaron un diálogo delicioso en Y la negra bailaba y Gitanerías, del cubano Ernesto Lecuona, así como en Tres lindas cubanas, del también local Antonio María Romeu.

Hasta en el campanario de la Catedral de La Habana subieron personas deseosas de no perderse tamaño acontecimiento, dedicado al aniversario 500 de la fundación de esta capital en una de sus más icónicas plazas.

Al concierto iniciado la víspera y concluido en los primeros minutos de este sábado asistió el presidente en las Américas de la empresa fabricante de pianos más famosa del mundo, Steinway and Sons, Ronald Loesby, quien obsequió al Instituto Cubano de la Música el instrumento usado por Lang.

La música tiene una capacidad especial para unir a las personas y los pueblos, aseveró Loesby, quien elogió la tradición musical de Cuba.

Alsop y la Sinfónica Nacional acentuaron el tropicalismo con la Obertura Cubana, del norteamericano George Gershwin, y esparcieron nostalgia e intriga con las famosas Variaciones Enigma, del británico Edward Elgar.

El pianista cubano derrochó dulzura en dos obras de su autoría: Claudia y Nanu, luego se integró al resto para animar Victory Stride, del estadounidense James Price Johnson, uno de los creadores del estilo stride de jazz, que tuvo el efecto deseado: provocar euforia en el público.

Para concluir, una pieza fuera de programa, El cumbanchero, del puertorriqueño Rafael Hernández Marín, y el toque de feliz cumpleaños para celebrar los aniversarios de los nacimientos de Valdés y su padre Bebo, otro grande de la música cubana.

Amén de los desperfectos técnicos del sonido, este concierto fue un regalo generoso para los amantes de la música, pues los artistas actuaron de manera gratuita y en la cubana Plaza de la Catedral, con muy escasos ensayos, congeniaron coraje y corazón.

AIN FOTO/Marcelino VAZQUEZ HERNANDEZ

El reconocido pianista chino Lang Lang (I), junto al jazzista cubano Chucho Valdés (D), y la directora estadounidense Marin Alsop (C), durante el concierto en la Plaza de la Catedral, en La Habana, el 9 de octubre de 2015.