Oliver Stone: «Tenemos un Estados Unidos cada vez más militarista»
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Hijo de una familia conservadora, criado en un ambiente acomodado, solicitó ir a la guerra de Vietnam en Infantería porque no quería perderse «lo que estaba pasando» y porque quería verlo «de abajo hacia arriba y no como un cabo de primera», relató Stone, quien después se «autorretrató» en Platoon (1986), en el papel interpretado por Charlie Sheen.
Y hoy, durante una charla ofrecida en el Teatro Real de Madrid ante un selecto auditorio, y después de tantas décadas y tantos conflictos, Stone (Nueva York, 1946) consideró «descorazonador» el alto nivel de militarismo que rige la vida política mundial y, en concreto, la de su país.
«Tenemos un Estados Unidos cada vez más militarista. Es descorazonador ver cómo se repite este patrón de la naturaleza humana», apuntó el ganador de tres premios Oscar, dos como realizador (Platoon y Born on the Fourth of July) y uno como guionista (Midnight Express).
Oliver Stone clausuró, con su exposición «Lecciones de un narrador de historias memorables», el World Business Forum, un evento sobre liderazgo e innovación, promovido por el grupo empresarial WOBI por primera vez en Madrid, aunque con experiencia en ciudades como Nueva York, Milán o México.
«Conócete a ti mismo... hasta donde puedas», proclamó hoy cual oráculo de Delfos el polémico cineasta, creador de cintas como Natural Born Killer, Wall Street o J.F.K., quien agregó que el ser humano debe «tener misericordia» consigo mismo.
«A veces nos juzgamos muy duramente y juzgamos igual a los demás. He visto que lo más importante es un sentimiento de compasión, de inclusión, de ternura, y así muchos personajes han podido perdonarse a pesar de sus errores», explicó a la hora de analizar a algunos protagonistas de sus filmes, como Richard Nixon (Nixon) o George W. Bush (W), con quienes no se identificaba al recrearlos.
Defensor de líderes políticos como Fidel Castro o el fallecido Hugo Chávez, a quienes retrató en sendos documentales, se mostró desilusionado con el actual presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien «no ha podido hacer lo que quería hacer», y crítico con el expresidente del Gobierno español José María Aznar, que, en su opinión, tenía «un exceso de dramatización sobre la necesidad de la guerra», al estilo de George W. Bush.
Stone, quien, según explicó, canaliza a través del proceso creativo el «furor» que pueda sentir —«si no lo hago, soy una persona peligrosa, y seguramente ya habría hecho daño a alguien»—, criticó la falta de memoria histórica que existe en su país y que hace que muchos jóvenes «piensen que Vietnam estuvo muy bien».
«Me gusta estudiar la historia americana y ver dónde nos equivocamos», dijo el creador de la serie documental La historia no contada de los Estados Unidos, en la que revisa la política de su país desde la Guerra de Secesión (1861-1865) y que, posteriormente, se convirtió en la novela La historia silenciada de Estados Unidos, en colaboración con el historiador Peter Kuznick.
Su trabajo más inmediato es la traslación a la pantalla de la vida del que fuera agente de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), hoy refugiado en Rusia, Edward Snowden, y que, según apuntó, ha sido un proyecto «muy difícil» por las enormes dificultades planteadas en Estados Unidos.
«Él fue americano, nació en América y estuvo muy dedicado a compartir esta información con el público americano. Quería ayudar a su país, pero los estudios han ido rechazando el proyecto. Se pensó que era demasiado polémico», manifestó Stone, quien tuvo que acudir a socios en Alemania, Francia y a uno independiente en Estados Unidos para concluirlo.
Él, que tanto ha criticado tantos aspectos de la vida norteamericana, también medita y se cuestiona a sí mismo. «Hay que autoanalizarse constantemente, me miro al espejo y es una de las cosas más difíciles que hay, pero es un proceso del que se puede aprender mucho». Y por eso invitó a todos a hacer lo mismo.
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