Con fe y aché los cubanos recibimos al Papa Francisco

Con fe y aché los cubanos recibimos al Papa Francisco
Fecha de publicación: 
17 Septiembre 2015
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La visita del Papa Francisco a Cuba no solo es noticia en los medios de comunicación; también es un tema en la calle, entre la gente común, los carteles en las puertas de las casas dan fe de la importancia que tiene para este pueblo recibirlo. Es la tercera vez que un Santo Padre llega a este país, pero parece diferente, quizás por su origen latinoamericano o por la participación que ha tenido en temas muy importantes para nosotros, o quizás porque sentimos que compartimos con él ciertos valores mucho más humanos que religiosos.

Los cubanos creemos en todo, he escuchado decir varias veces y, claro, es más de esa manía de absolutizar y exagerar; por supuesto que hay algunas cosas que jamás nos vamos a creer, pero no falta razón en cuanto a que tenemos una fe bastante diversa.

¿Somos católicos? Bueno, nos formamos como nación bajo el gobierno de una metrópolis que aún hoy tiene reyes católicos. ¿Creemos más en las religiones de origen africano? Miles de hombres y mujeres de ese continente llegaron esclavizados a Cuba y con la fuerza de sus brazos contribuyeron a construir esta nación. Negros africanos y blancos europeos vivieron juntos en esta isla, por el amor o por la fuerza tuvieron hijos que nacieron cubanos, criollos, y en la mezcla de razas se mezcló, también, la fe.

Así que Santa Bárbara es Changó, aunque a la una la pinten mujer y blanca, y al otro hombre y negro; Yemayá es la Virgen de Regla, en el  barrio habanero que lleva ese nombre católicos y santeros se juntan para festejar a la dueña de las aguas cada siete de septiembre, y la madre de los peces responde, sea cual sea el nombre que lleve la plegaria. En Matanzas, en el Cabildo de Santa Teresita, se venera a Oya, la dueña del comercio y secretaria de Obatalá, quien, ya nos lo explicó Adalberto Álvarez, es la Virgen de las Mercedes.

La patrona de Cuba, la Caridad del Cobre, se le apareció a tres pescadores en el mar, según la mitología del catolicismo, y Oshun representa el río en la regla de Osha. Cada año católicos, santeros y hasta los que no se apuntan a una u otra doctrina, pero «creen en lo suyo», salen en procesión la víspera del ocho de septiembre, día de la Caridad en el santoral católico; sin embargo, en Matanzas, por ejemplo, más de una vez han paseado a la virgencita por el río en la misma fecha en que los santeros «hijos de la Caridad del Cobre» le encienden velas a su Oshun.

Los espiritistas cubanos repiten rezos directamente sacados del kardecianismo protestante, pero rezan el Ave María y mandan a hacerle misas católicas a los difuntos que acompañan a su cliente, sean congos, americanos o hindúes. Como parte de la ceremonia de iniciación en la Osha o santería cubana, el iyawo va a una iglesia católica y allí sus padrinos le muestran quién es quién en uno y otro credo.

Ejemplos hay miles de cómo los cubanos vivimos el sincretismo religioso, cuyas causas históricamente asumidas tienen que ver con el régimen que obligó a los africanos esclavizados a asumir el catolicismo y estos replantaron sus ritos y deidades propias en función de las de la religión dominante para poder conservarlos.

No obstante, hay investigadores que en la actualidad plantean otras razones para el sincretismo, relacionadas con la necesidad de dar respuesta al otro que surge, al criollo que no es ni español ni africano, y en la filosofía yoruba necesita ser reconocido en su línea ancestral, de modo que hicieron una correlación entre el orisha tutelar de la región de donde proviene la familia africana con el santo patrón de la ciudad o pueblo de origen de la familia española.

El hecho es que terminamos siendo ese ajiaco riquísimo, diverso, que describió Don Fernando Ortiz: un pueblo de mucha fe, con todo el aché de nuestros ancestros negros y la bendición de nuestros padres blancos; esos dos caudales de tradición y cultura que se juntaron para hacer la patria, esos hombres y mujeres humildes que, además del valor y la alegría, nos dejaron como herencia nuestra capacidad de construir lo increíble desde la humildad y el respeto que predica el Papa Francisco.

 

 

altImagen de Jesús Cristo en la fachada de la Biblioteca Nacional, en La Habana.

 

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El papamóvil transita por una de las calles de La Habana.

 

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El papamóvil en la Plaza de la Revolución, en La Habana.

 

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Calcomanía del Papa en la parte trasera de un bicitaxi en La Habana.

 

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Cartel del Papa a la entrada de un edificio en Santiago de las Vegas.

 

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