Réquiem por la buena literatura
especiales

Hace unos pocos días leí no sin cierto asombro que iniciaban las Lecturas de Verano. Para los que ni se den por enterados, una suerte de invitación a los lectores (sobre todo) para que degustaran de los sabrosos convites a los que sin dudas convocaba la letra impresa.
Fue así como supe, pormenorizadamente, que desde Malecón y hasta la Avenida de los Presidentes el Centro Provincial del Libro había tomado por asalto la congestionada calle 23 bajo el pretexto de su cruzada en favor de la literatura.
Si bien fue cierto, lo fue solo en parte. En efecto, diferentes puntos de venta se agolpaban en diferentes puntos de la citada arteria. Malo entonces que las mayorías acudieran a la invitación de la wifi “libre” y relegaran a planos subterráneos todo lo concerniente a libros y a lectura.
Con pesar debo reconocer que la gente ha olvidado el simple placer de leer por leer. No por marcar una raya más en algún expediente acumulativo de textos leídos y sí por aquel sabor a delicia que, imaginación mediante, sentíamos hasta en los labios en el favor que nos hacía una buena historia.
Tanto paquete ha terminado por enterrar a la imaginación y a tal punto que ya no visualizamos por ejemplo a Harry Potter como no sea con el físico de Daniel Radclife ni a DaenerysTargaryen, la madre de dragones, de otra forma que no sea a partir de las maneras humanas de Emilia Clarke.
No tengo nada en contra de la televisión, pero se han perdido las imágenes sugeridas. La gente omite pensar, les provoca desgaste emocional emplear neuronas y es que olvidan, espero que sea un problema a nivel cerebral, aquel supremo instante que solía transportarnos a recónditos parajes del presente, el pasado e incluso del futuro.
Y a mí no me lo nieguen, los momentos de ocio resultan más “placenteros” viviendo el reality descontrolado de aquella muchacha muy pobrecita que finalmente encontró su lugar en la vida en el favor que le hizo un buen productor de TV al llevarla a la pequeña pantalla.
¡Patrañas! Todo empieza a morir en este mundo tan 4 X4. Lo peor es que la gente no se da cuenta, vuelve la espalda como si fuera un asunto muy lejano o por lo menos que no les perjudica directamente.
Las colas en el mercado, en la guagua y en la consulta han terminado por desterrar los conceptos concernientes a la magia de la letra impresa, aunque yo misma a veces caigo en la trampa, no puedo decir que me visualizo llorando frente a mi laptop o suspirando así casi a punto del sollozo frente a un documento Word o un pdf.
No reniego de las nuevas tecnologías, que tan útiles son, protesto eso sí ante la muerte inevitable de la literatura, como concepto y como boleto de ida a incontables lugares.
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