Un encuentro desaprovechado
especiales
Guantánamo sigue siendo una de las capitales de la danza en Cuba. Cuatro agrupaciones integran el movimiento profesional danzario en esa ciudad, iniciado hace veinticinco años con la fundación de la compañía Danza Libre, un elenco que se distingue en el panorama nacional porque cultiva dos expresiones: la danza folclórica y la danza contemporánea.
Precisamente esa compañía, junto a la Uneac del territorio, organiza desde hace años el Encuentro de Maestros de Danza, cuya quinta edición concluyó este fin de semana.
Gracias al empeño de los profesores, coreógrafos y bailarines del territorio, llegaron a Guantánamo profesionales de todo el país y de varias naciones de la región. Participaron maestros de México, Colombia y los Estados Unidos. Pero algo queda claro: las agrupaciones y compañías de la danza en Cuba, las instituciones de la enseñanza artística no aprovechan del todo esta convocatoria, única de su tipo en el país.
Muy beneficiosos hubieran sido para estudiantes y maestros de nuestras escuelas de danza los talleres que durante una semana impartieron destacados profesores, porque en esas sesiones se pusieron muchos puntos sobre las íes en la enseñanza de muchas técnicas y estilos del ballet, la danza contemporánea y el folclor.
Ni siquiera todos los maestros de la danza en Guantánamo, que es sede de una importante escuela de nivel medio de esa manifestación, asistieron a todos los talleres.
Uno de los estrenos de la programación artística paralela.
El debate teórico, paralelo al programa de presentaciones, se centró en los retos de la enseñanza de la danza en Cuba. Es un tema álgido, en el que confluyen numerosas visiones y demandas.
Se revisan y se renuevan constantemente los planes de estudio, pero no se resuelven problemáticas esenciales: la falta de maestros y referentes, el bajo nivel de algunos claustros, las insuficiencias y contradicciones de los programas.
A pesar de todo, los estudiantes de danza en Cuba se gradúan con un buen nivel técnico… pero con evidentes carencias en la formación cultural general. Y esa circunstancia influye necesariamente en la calidad de las propuestas escénicas, en la contundencia del entramado coreográfico.
Está visto, y muchos de los maestros y coreógrafos lo dijeron con todas las letras: a la enseñanza de la danza en Cuba le hace falta más pensamiento, más vocación investigativa, de manera que esté a la altura del alto nivel técnico de sus intérpretes.
De ahí la importancia de estos encuentros de maestros, que merecerían una mayor implicación del Sistema de la Enseñanza Artística.
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