Cienfuegos, una doncella en pose de hidalguía (+ Fotos)
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Quizás sea la presunción de quienes habitan esta tierra, de vivir en uno de los territorios más bellos de Cuba, lo que alimenta el espíritu de esta doncella en pose de perpetúa hidalguía.
Es innegable que el tiempo ha rasgado partes de su fisonomía de dama de principios del siglo XIX; pero las manos de la restauración trabajan por mantener latente el sentimiento de pertenencia y amor por la urbe cubana centro-sureña, otrora colonia, fundada el 22 de abril de 1819.
Justo ese día, Don Luis de Clouet, militar natural de Burdeos y al servicio de los Reales Ejércitos hispanos, pronunció las palabras fundacionales que dieron origen a Fernandina de Jagua.
Glorieta de Cienfuegos, la fuente del parque, un entorno sublime para una urbe que ya es parte del patrimonio mundial.
En nombre del Rey de España, Fernando VII, y ataviado con los ribetes e insignias propias de un teniente coronel, tomó posesión de la comarca, frente a 46 colonos franceses bajo su mando y vecinos que le escucharon de rodillas, conscientes de ser testigos de un suceso de trascendencia histórica.
El sitio escogido para el asentamiento, a sugerencia de Agustín de Santa Cruz y de Castilla, pertenecía en propiedad a su esposa, doña Antonia Guerrero, quién cedió 100 caballerías de tierra en la Península de la Majagua.
Una roseta de granito, creada por el pintor y escultor cienfueguero Mateo Torriente, nos recuerda hoy el lugar exacto donde se marcó el punto cero para el trazado de las primeras 25 manzanas, junto a la declaración fundacional, fundida en un bloque de cemento y metal en el pavimento del Parque Martí.
Cienfuegos, marinera desde su raíz
Diez años después de aquel acto primigenio, Fernandina de Jagua mereció el título de Villa y sustituyó el nombre, mezcla de culturas ultramarinas y nativas, por el actual, en honor al Capitán General de Cuba, José Cienfuegos Jovellanos, quien aprobó la propuesta de colonización.
Pasarían más de seis décadas para que adquiriera la categoría de ciudad y 186 para que el Centro Histórico se reconociera por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad, un justo merecimiento a los valores y la singularidad de la también apodada Perla del Sur.
Parque José Martí
Reconocida por la limpieza de las amplias avenidas, el planeamiento urbano casi perfecto y la majestuosidad de las edificaciones de estilo neoclásico y rasgos eclécticos, la localidad continúa viva, latiendo a orillas de la bahía.
Muchos de los nacidos en esta urbe con dones de damisela y de un olor característico, que descubre la cercanía del mar, manifiestan orgullo por su condición de cienfuegueros y reciben con agrado a quienes vienen a admirar la majestuosa capital de provincia, próxima a los dos siglos de existencia.
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