Los Muñequitos no se parecen a nadie
especiales
Los Muñequitos de Matanzas no se parecen a ningún otro grupo de rumba. Lo dicen ellos que están muy seguros de que la música que hacen sale del corazón y del talento con que suenan los cueros. Pero también puede afirmarlo cualquiera que alguna vez haya estado en uno de sus conciertos, en un toque de santo o en una fiesta en la que los Muñequitos hayan actuado.
Estos rumberos, que no abandonan su ciudad de origen y que se retroalimentan del ambiente que los vio nacer en el puerto de Matanzas, le han dado la vuelta al mundo. Más que un grupo de música son una familia musical, tanto por los lazos sanguíneos como por el concepto que han asumido ante el arte. De hecho varios de los compositores que tienen hoy Los Muñequitos son jóvenes, algunos hijos de Muñequitos veteranos.
Por estos días la agrupación, que tiene más de 60 años de existencia, se encuentra grabando un disco antológico en los estudios PM Records y que llevará el sello de Bis Music. Si en seis décadas Los Muñequitos han hecho bailar a generaciones de cubanos, un álbum que reúna lo mejor de su obra- junto a temas más recientes- será sin dudas un exitazo.
Probablemente el disco se llamará “Mi clave y yo” o “La mundo se está acabando”.
Diosdado Ramos, director del grupo y bailarín, comentó a Cubasí que los números de antaño que aparezcan en este volumen se mantendrán lo más fieles posible a su época y que el contraste estará cuando sean interpretados por una voz nueva. “Ese es nuestro interés, hacer con los jóvenes lo que hace tiempo hicieron los fundadores de Los Muñequitos”, dice Diosdado. Por lo demás, la sonoridad y el timbre propio del grupo siguen intactos.
Hacer esta antología de los Muñequitos en estos momentos de alguna forma marca los pasos evolutivos del grupo. “Si uno se queda estático, pierde”, asegura Diosdado y anuncia que en este disco se sentirá, junto a la rumba, el sabor y el espíritu de otros ritmos como el tap y la música brasileña; sin embargo, “no dejará de ser rumba”.
“Nosotros seguimos en nuestras raíces, no olvidamos de dónde venimos, pero siempre pensamos a dónde vamos. No todos los grupos hoy hacen una rumba tradicional como la nuestra, pero no quiere decir que no lo hagan bien”, señala Diosdado.
“Los muñequitos de matanzas surgieron de la amistad de un grupo de hombres en el puerto, pero el estilo nuestro no es el estilo de la rumba matancera. Los Muñequitos son únicos, innovaron dentro del género y muchos quisieron tocar como nosotros. En una época decían que teníamos un bombo, por el sonido que lográbamos al tocar, pero no era cierto, lo que pasa es que había alguien entre nosotros que hacía un golpe específico y sonaba diferente”.
Los Muñequitos son revolucionarios en el género de la rumba ¿Qué elementos marcaron esa diferencia?
Entre lo más novedoso estuvo la forma de cantar, pues los intérpretes de Los Muñequitos venían de septetos. El dúo de voces de Saldigueras y Virulilla revolucionó el mundo, además de los golpes de arará o abakuá de Gregorio Díaz, el seis por ocho que hizo Pablo Mesa, el quinto de cajón...
Actualmente seguimos innovando. Estamos promoviendo el Tap-rumba; eso lo hizo un norteamericano, se baila con zapatos de Tap mientras la percusión suena a rumba y el canto se dedica a los orishas. Eso ha sido lo máximo en los últimos años, aquí en Cuba y en el mundo entero.
¿Cómo se las arreglan para no repetirse en la rumba?
Tenemos siempre el concepto de creación de no hacer nada igual, tanto en la letra, como en la música y el baile, siempre nos sentamos a estudiar antes de sacar los temas. Hay una base, pero por encima de eso variamos lo demás. Puedes sentarte tres días a escuchar números de los Muñequitos y verás que ninguno es igual a otro, y los bailes tampoco se parecen.
El baile de nosotros es fundamental en los espectáculos. Nuestro baile, modestia aparte, supera a las demás agrupaciones. Eso se nota en la solidez y el cumplimiento de los pasos. Podemos decir que hemos logrado brillantez en eso. No es bailar por bailar, sino saber cuándo se trata de un yambú, de un guaguancó o de una columbia y qué significa cada uno.
Muchos dicen que saben bailar columbia, pero puedo decir que la mayoría hoy baila jiribilla, que es la cuarta variante de la rumba y ya casi no se habla de ella.
Cuando los grupos que surgen fuera de La Habana alcanzan cierta notoriedad se desplazan casi siempre hacia la capital; en cambio ustedes se han mantenido en Matanzas por más de 60 años. ¿Cuánto de su entorno ha influenciado en la rumba que hacen?
En Matanzas toda una vida ha habido rumba. Ahora en La Habana y en otras provincias el contexto ha cambiado, hay más grupos, pero en Matanzas eso se ha respirado siempre. Si hay una fiesta de santo, se termina en rumba; si vas a un plante, el grupo sale al final a rumbear; si estás en unos Quince, ves por un lado algunos bailando casino y por el otro, a la gente bailando rumba.
Ese ambiente de rumba fue lo que me ató a mí a Matanzas. Yo soy de Marianao, en La Habana, fui a Matanzas a boxear, no a bailar, y allí me quedé para siempre, hace 40 y pico de años. Yo llevaba la rumba dentro. Ahora vengo a La Habana de visita.
Después de haberle dado la vuelta al mundo, ¿qué lugares recuerdan como los más especiales?
En el año 92 hicimos función doble en el teatro Apollo, en el barrio de Harlem. Es un teatro grande y en la entrada nos encontramos con una foto de Chano Pozo. En esas paredes están las imágenes de los más grandes. Esa fue una experiencia muy grande.
Aquí en Cuba el momento más especial fue en 2001 en la Peña del Ambia, en el Vedado. Estábamos tocando y nos enteramos de que habíamos ganado el Grammy por “La rumba soy yo”. Cuando la noticia llegó estábamos en lo que nos gusta, la actividad estaba por acabarse y empezó de nuevo; en ese momento hicimos todos los temas de ese disco.
¿Usted ve un relevo digno para la rumba cubana?
Seguro. La rumba no se cae más, es una fiebre que ha tocado todos los rincones de Cuba. Antes podía contarse los grupos de rumba en toda la isla, ahora hay muchos en cada provincia entre aficionados y profesionales. La rumba está por todas partes, hay para todo el mundo.
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