TEMPORADA DE BALLET: Mucha sinergia (+ FOTOS)

TEMPORADA DE BALLET: Mucha sinergia (+ FOTOS)
Fecha de publicación: 
23 Marzo 2015
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Indudablemente, buena sinergia (para jugar con el título de una de las piezas en cartel), muy buena sinergia hubo este fin de semana en el programa concierto que ofreció el Ballet Nacional de Cuba en la sala Avellaneda del Teatro Nacional.

Danza de la tradición decimonónica, neoclásico, aires más contemporáneos... confluyeron en una noche para complacer a un público de amplio espectro. Las propuestas estuvieron bien balanceadas (la mayoría estrenadas en el pasado Festival Internacional de Ballet) y el elenco, en sentido general, se mostró en buena forma.

Está claro, a muchos de los jóvenes bailarines necesitan más horas-escenario, pero ¿de qué otra manera van a acumularlas si no es bailando? Eso tienen los programas combinados: hay oportunidad para todos.

Para abrir la noche, una pieza muy programada, ideal para introducciones: En las sombras de un vals, de Alicia Alonso. Mucho se ha escrito ya de la obra, de peculiar atmósfera, pero es de destacar el compromiso y el lirismo con que la asumió el bailarín principal Alfredo Ibánez (si se fijan en la foto, notarán su hermosísima línea de pierna).

Muy bella y muy en su rol Dayesi Torriente, que supo captar la fina poesía de la puesta.

 

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Pulso romántico, de Eduardo Blanco, es un pas de deux neoclásico, sin más pretensiones que recrear ciertas peripecias de una pareja. Ya sabemos que Blanco sabe armar secuencias, de manera que la línea nunca se fracture. Hay buen gusto, pero falta búsqueda, riesgo... Tampoco es que haya que reclamarlo. En este caso bastaría con que estuviera bien bailado, y bien bailado estuvo.

Percusión para seis hombres, del gran Vicente Nebrada, es harina de otro costal. Estamos ante un entramado complejo, que explora dinámicas de danza y diseños espaciales hasta cierto punto arduos, en ocasiones provocativos.

 

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La obra demanda de sus intérpretes, además de una técnica poderosa, una resistencia ejemplar. Los bailarines en esta ocasión pusieron empeño, pero a algunos les faltó energía. Se extrañó, también, un mejor trabajo de grupo, que garantizara la homogeneidad del movimiento en puntuales pasajes. Pero los solos, casi siempre, resultaron convincentes.

Lo mejor de la noche, de cualquier forma, fue Sinergia, de Luis Serrano. Es una coreografía incitante, que juega con dos planos de escenificación, que primero se alternan y después confluyen. La definición del término que da título a la pieza ofrece pistas claras: Acción de dos o más causas cuyo efecto es superior a la suma de los efectos individuales.

 

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De eso se trata: la superposición de los dos planos (el más lúgubre y el más díafano) sostiene el momento cúspide.

Los intérpretes estuvieron a la altura, supieron marcar las más o menos sutiles diferencias que plantea el coreógrafo en los dos ámbitos que recrea; son diferencias que van más allá de los diseños de vestuario y de iluminación.

Particularmente notable el pas de deux, armonioso y lírico. Estheysis Menéndez y Alfredo Ibáñez, en la función del sábado, prácticamente lo bordaron.

 

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Para completar la oferta (y darle por la vena del gusto a los más tradicionalistas): un pas de deux clásico cada noche.

En resumen, una buena temporada. Sin grandes exclamaciones: una buena temporada.

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