Agencia Espacial Europea dice que sonda Philae aterrizó con éxito en cometa
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La sonda Philae, con forma de caja y 100 kilos de peso, tocó la superficie según estaba previsto a eso de las 1600 GMT tras un descenso de siete horas desde la nave espacial Rosetta, a unos 500 millones de kilómetros de la Tierra.
Los científicos esperan que las muestras de la superficie del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko ayuden a determinar cómo se crean los planetas y comienza la vida, debido a que la roca y el hielo que componen al astro preservan moléculas orgánicas como en una cápsula de tiempo.
Los cometas son restos de la formación del sistema solar hace 4.600 millones de años. Los científicos creen que pueden haber traído gran parte del agua de los océanos de la Tierra.
"Estamos listos para convertir la ciencia ficción en un hecho científico", dijo el director de operaciones de la ESA Thomas Reiter en el Centro Europeo de Operaciones Espaciales en Alemania antes del aterrizaje.
Rosetta llegó al cometa -una roca de más o menos 3 por 5 kilómetros descubierta en 1969- en agosto tras un viaje de 6.400 millones de kilómetros que duró 10 años, cinco meses y cuatro días, una misión que costó cerca de 1.400 millones de euros (1.800 millones de dólares).
Rosetta es la primera nave espacial en orbitar un cometa en vez de sólo volar en sus inmediaciones para sacar fotografías.
La operación del miércoles se efectuó pese a un problema con un propulsor, que significó que la sonda tuvo que depender principalmente de sus arpones para impedir que rebotara desde la superficie del cometa.
La sonda, de tres patas, tenía que ser liberada en el momento exacto y con la velocidad adecuada, pues no puede ser controlada durante su descenso a la superficie del cometa. Durante la operación, Philae recogió datos e imágenes, que fueron enviadas a la Tierra.
Los ingenieros diseñaron la sonda sin saber qué tipo de terreno encontrarían en la superficie. Rosetta había estado tomando fotos del cometa y recogiendo muestras de su atmósfera mientras se acerca al Sol, mostrando que era más accidentado de lo que se pensaba inicialmente, lo que hará más difícil el aterrizaje.
La superficie también es más polvorienta y porosa de lo que se esperaba, lo que limita la luz que la sonda necesita para cargar sus paneles solares y alimentar sus instrumentos una vez que se agoten sus baterías en dos días y medio.
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