Historia de los Centroamericanos: Fortún, ¡CARÁ…!
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Rafael Fortún termina su jornada. Hoy está de listero; aguador a veces, no ha escapado del pico y la pala bajo el sol: empleado del Ministerio de Obras Públicas, labora en el mantenimiento de los parques u otras construcciones. Y a caminar, como en la mayoría de las ocasiones, hacia el Parque Martí en el Vedado, si va a entrenar, o al estadio de La Tropical en Playa, desde La Habana Vieja: no siempre tiene dinero para el pasaje o lo prefiere ahorrar para restaurar fuerzas con algún alimento después de batirse en la pista: un medio de galleticas y un refresco.
Este hombre es atleta, velocista para ser preciso, y al estómago envió esta tarde un cafecito de tres quilos en el desayuno; y el almuerzo, en la casa huéspedes donde vive, es de apéame uno, así se dice popularmente con efectividad. Los estudiantes de Medicina que allí habitan les han dicho a él y a otros deportistas ubicados en el inmueble: “Ustedes están locos: la proteína que ingieren aquí se les va nada más de subir las escaleras”.
De Camagüey es Fortún y allá comenzó en el salto largo; cambia de especialidad y de provincia: busca en la capital horizontes más promisorios. Aunque los bolsillos estén bien lejos de lo que merece, adelanta algo y, sobre todo, se convierte en el número uno del país en los cien y los doscientos metros planos. Parece un milagro y lo es, de entrega y pasión. Hay más. Vean…
Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla 1946, Ciudad de Guatemala 1950 y Ciudad de México 1954: el más rápido con 10 segundos 4 décimas, 10.3 y 10.5 respectivamente. Agrega el título en los 200(21.6) en la lid acogida por Colombia, segundo de la justa azteca en la misma distancia (21.2). Por su participación en el relevo corto alcanza una de oro y dos de plata. Le llaman el Ciclón del Caribe.
Primeros Juegos Panamericanos Buenos Aires 1951.As de la prueba reina y de la media vuelta al óvalo con 10.6 y 21.3.Vicetitular en el 4 x 100 junto a Raúl Mazorra, Ángel García y Jesús Farrés al cronometrar 41.2.
Actuó en dos Juegos Olímpicos: Londres 1948 y Helsinki 1952. Entra primero con 10.7 en la eliminatoria siete de la capital inglesa. En la segunda vuelta llega tercero (10.6) en la serie 4. Termina quinto y es eliminado en la semifinal dos; no hay registro de su tiempo. Doscientos lisos: domina en la fase inicial con 21.9; tercero (22) en la criba posterior; sexto y eliminado en la lucha inmediata anterior a la final; tampoco se tomó su tiempo.
En Finlandia, llega a semifinales en ambas pruebas. Primero de su grupo en las eliminatorias de la prueba reina con 10.5; segundo (10.7) en la siguiente ronda; igual logro pero al cuarto en semifinales. No pasa a la fase decisiva porque entonces se contendía en 6 carrileras y no en ocho como ahora. Los 200: ganador en su primera etapa: 21.8; baja una décima y al segundo en la lidia posterior; sin opción positiva al ser el cuarto en su semifinal por sus 21.6. Junto a Ángel García, Samuel Anderson y Eutimio Planas arriba a la semifinal luego de ser terceros (41.9) en la batalla clasificatoria, quedan fuera de la discusión de medallas, pese a mejorar (41.5).
Hombre de pocas palabras, muy sencillo, supimos mejor de sus logros y obstáculos gracias a su coequipero Ángel García: “Fortún tenía para conquistar una medalla olímpica. Pero tenía mil cosas en contra, aquella época…Sin la alimentación, el fogueo y el entrenamiento que necesitábamos, ¿cómo llegar? Fíjate que mi amigo pasaba la fase eliminatoria bien y rendía menos después…Lo vencían más que los rivales, el hambre, la vida que vivía, compadre; todo eso y más le salía y era como una soga amarrada a su cintura que tiraba hacia atrás…”
Después de una sonrisa triste, menea la cabeza: “Y si yo te cuento algo que nos ocurrió en Londres 1948, algo para reírse por no llorar. Llovió durante el desfile y, como la mayoría de nosotros llevábamos ropa comprada de segunda mano, óigame, a uno se le encogió las mangas del saco; a otro, los bajos del pantalón…y así tuvimos que desfilar”.
Volvamos a 1951. A Rafael lo consideran el héroe de su delegación. Para muchos expertos, incluso, resultó el más destacado contendiente de la cita. La prensa rodea de bellas frases al veterano corredor de 31 abriles. En la patria es recibido… ¡Con la cesantía! El Ministerio de Obras Públicas no le perdonó esos días sin trabajar y lo lanza a la enorme lista de desempleados.
Rafael Fortún Chacón murió en La Habana en 1982, a pocos días de la inauguración de los XIV Juegos Centroamericanos que la capital de todos los cubanos acogería del 7 al 18 de agosto. Iba a ser el encargado de encender la llama en el pebetero.
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