JOVEN Y ARTISTA: “Hay algo más allá del movimiento”

JOVEN Y ARTISTA: “Hay algo más allá del movimiento”
Fecha de publicación: 
26 Agosto 2014
0
Imagen principal: 

 

Edmundo Abel Berenguer es de Holguín, como otros tantos buenos bailarines cubanos. Esa provincia del oriente del país cuenta con un importante movimiento danzario. Pero Abel nunca ejerció su oficio allí. Cursó la enseñanza media en Santiago de Cuba y enseguida comenzó a estudiar en el Instituto Superior de Arte. Su debut profesional tuvo lugar en La Habana. Primero bailó con la Compañía Rosario Cárdenas de Danza Combinatoria y después con DanzAbierta, elenco que todavía integra. Recientemente participó en el espectáculo Antigonón: un contingente épico, de Teatro El Público. La Asociación Hermanos Saíz le entregó el Premio Ramiro Guerra de interpretación masculina en danza contemporánea.

—¿Cuándo supiste que ibas a ser bailarín?

—Estudié clavados hasta 5to grado de primaria. En determinado momento mis padres pensaron que podía entrar en una escuela de arte, para que siguiera desarrollando mis habilidades. Entré en danza, pensé que iba a ser temporal. Pero me fue gustando. Justo en el cambio de nivel, de la enseñanza elemental a la media, supe que quería ser bailarín.

—¿Qué crees que te caracterice como bailarín?

—Creo que mi sentido de la responsabilidad. Soy muy responsable, eso lo saben los que han trabajado conmigo. A veces incluso abrumo y me abrumo.

—¿Sientes miedo justo antes de que se abra el telón?

—Yo nunca he sentido miedo en ese momento. Me centro en lo que tengo que hacer y lo hago lo mejor que pueda. El miedo puede llegar al final, en el momento de los aplausos.

 

abel-02

—Has incursionado en la coreografía. ¿Por qué te interesa ese ámbito?

—Esa es una profesión a la que se llega. Y no basta la sensibilidad o los deseos. Hace falta madurez, recursos intelectuales. Hay que vivir, tener experiencias. Hay que leer. Siempre he respetado el arte de coreografiar. A estas alturas me siento un poco más confiado para aventurarme por ese camino. Me lo tomo muy en serio.

—¿Cómo es tu relación con los coreógrafos? ¿El bailarín es sencillamente un instrumento del coreógrafo?

—Yo siempre trato de aprender de todos los coreógrafos. Pero no me resigno a ser un instrumento, un repetidor frío de secuencias. Cada artista reinterpreta las obras. Cada bailarín asume las obras de una manera muy personal. Es un proceso de creación que no se detiene nunca, ni siquiera en las piezas de movimientos muy marcados, las más rígidas.

—¿Qué danza te seduce?

—La que vaya más allá de lo meramente físico. Hay una relación entre la palabra y el movimiento. Con el movimiento, obviamente, se puede hablar. Pero me interesa también ese tránsito del texto al movimiento. Eso no excluye, claro, una manifestación muy física. Ni siquiera digo que no sea válido asumir la danza en su dimensión más física. Pero a mí me interesa lo que está más allá del movimiento, lo que el movimiento puede descubrir.

“Me gusta la danza con factura, que proponga. Me interesa el resultado estético, pero más me interesa el laboratorio. Por eso estoy tan cómodo en DanzAbierta. Ya sé que no es la danza que más se hace entre nosotros, pero puedo disfrutar también propuestas más físicas —estoy pensando, por ejemplo, en los trabajos de Rafael Bonachela con Danza Contemporánea de Cuba—, pero que tengan un sustrato, algo que trascienda la pauta puramente física”.

 

abel-01

—¿Cuál ha sido tu experiencia más conflictiva sobre el escenario?

—Supongo que ha sido en los momentos en que me he sentido más expuesto, fuera de mi zona de comodidad. Ahora mismo, en Antigonón, por ejemplo…

—Y ahí estabas muy expuesto, por cierto. Tenías que actuar, y además, estabas mucho tiempo completamente desnudo sobre el escenario…

—Sí. Me dije: este es el momento para hacerlo. Tengo 30 años, aún soy joven, pero tengo experiencia. Estoy en buena forma, todavía luzco bien. Pero soy plenamente consciente de lo que estoy haciendo. Ha sido una experiencia enriquecedora. Y trabajar con Carlos Díaz fue maravilloso. Participaré en otros montajes.

—De cualquier forma, tu personaje en Antigonón exigía un particular dominio del cuerpo, una cultura del movimiento…

—Es que hay una visión, una curaduría. Para la concepción de la coreografía de la puesta trabajamos con Sandra Rami, que es una coreógrafa que admiro mucho. El resultado me parece muy sugerente. Lo que te decía: la implicación del movimiento con elementos intelectuales… Es como el texto que diría una ciudad que se destruye, una ciudad hermosa y rota que está ahí, a la vista.

—Si no fueras bailarín, ¿qué te hubiera gustado ser?

—Me encantaría ser restaurador. Me encantan las manualidades. Coger una puerta, un mueble y transformarlo. Es algo que hago de cuando en cuando.

 

abel-03

—Se sabe: tu oficio suele ser corto, sobre todo en Cuba, donde la danza es tan física. ¿Cómo te ves dentro de veinte años?

—Me gustaría verme bailando. Obviamente, yo no será como ahora. Pero confío en que pueda adaptarme a mis condiciones físicas sin tener que hacer concesiones en la calidad de lo que bailo. Muchos artistas siguen bailando con sesenta años. Vi a Ana Laguna y quedé impresionado.

—¿Tenemos un buen público para la danza contemporánea en Cuba?

—Yo tengo casi la certeza de que el público de la danza contemporánea en Cuba solemos ser casi siempre los mismos cultores de la danza contemporánea. El público del ballet clásico, por ejemplo, es más heterogéneo. Pero la danza contemporánea no ha sabido atraer a un gran público. Y tampoco un público conceptualmente adiestrado. O partícipe de la belleza. Es que, francamente, la mayoría de las cosas que suben al escenario no valen la pena. Uno como bailarín se da cuenta…

—¿No es muy fuerte eso que has dicho?

—Puede ser que suene absoluto, pero me parece que es así. Hace falta más riesgo, más contundencia.

—¿En algún momento has sentido que has escogido la profesión equivocada?

—Sí, la verdad es que sí. Por suerte ha sido una sensación pasajera.

—Me quedó una duda: ¿te tirarías todavía desde un trampolín, evocando tus años estudiando clavados?

—Yo creo que no, no me atrevería. Mira que me he lanzado a riesgos profesionales, pero creo que desde un trampolín ahora ni lo intentaría.

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
Esta pregunta es para comprobar si usted es un visitante humano y prevenir envíos de spam automatizado.
CAPTCHA de imagen
Introduzca los caracteres mostrados en la imagen.