El art brut apenas comienza a difundirse en Cuba

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El art brut apenas comienza a difundirse en Cuba
Fecha de publicación: 
11 Agosto 2014
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El art brut es “todo aquello que produce la gente y no se halla tamizado por la cultura artística y la academia. Es una corriente estética que posee sólidos y prácticamente desconocidos y desatendidos seguidores en Cuba, cuyas creaciones son purísimas operaciones artísticas, sin refinar, totalmente ajenas a la academia, y que siguen personalísimos instintos”, dijo a Cubasí Magdalena Rivas Rodríguez, curadora y crítico, prestigiosa promotora de este tipo de creaciones plásticas de corte primitivista, que rehúyen la estética preciosista, para anclarse en la pureza del impulso creativo.

 “En nuestro país —apuntó—tuvimos la suerte de tener al poeta, ensayista, editor, pintor, dibujante y grabador Samuel Feijóo (1914–1992), reconocido exponente y defensor de este género, y cuyo centenario celebramos el pasado 31 de marzo. Él hizo varias exposiciones en Cuba y París, en tanto promocionó y coleccionó obras de muchos cubanos que lo cultivaron. Sin embargo, sus estudios en ese sentido fueron poco difundidos”.

Hace algunas semanas en el patio del edificio donde radican el Centro Pablo de la Torriente Brau y la Casa de la Poesía, en La Habana Vieja, se efectuó un homenaje a uno de los mejores exponentes del art brut hoy en Cuba: Héctor Pascual Gallo Portieles (Gallo), con una muestra —curada por ella—, que se organizó por su cumpleaños 90. Allí también se presentaron el libro-catálogo Gallo y el documental Gallo ¡La vida otra vez!, respectivamente editado y producido por la Fundación Art Brut Project, que preside Klein.

Sobre el quehacer de este originalísimo artífice, Magdalena dijo que con anterioridad ella había concebido, “junto con otros especialistas, una amplia exposición de su obra, fuera del contexto original de su casa en Alamar. Se tituló El mundo de Gallo. Trabajar durante tantos años con él me posibilitó ilustrar la múltiple producción de esta destacada figura del art brut dentro de la plástica insular, e instar al público a que extendiera la mirada sobre sus piezas”.

En sus esculturas e instalaciones Gallo se mueve por el variado universo del reciclaje, donde cualquier objeto en desuso —desde un zapato viejo hasta un guante de pelota— cambia su sentido ortodoxo para, en otro contexto, continuar siendo utilitario a través del arte. “Son inquietantes composiciones con una exuberante ornamentación en algunos casos, y otros con una síntesis de recursos expresivos impresionantes”, señaló la también especialista del Centro Provincial de Artes Plásticas y Diseño (CPAD).

Ella también organizó la exposición Niño con Trauma mira fijo al Cielo y sonríe, de Pedro Pablo Bacallao, otro exponente de este género en Cuba, conocido por sus pinturas, dibujos y grafitis, con un discurso abarcador y de amplia libertad compositiva. “Él ilustra el entorno en que vive, reflejándolo como estamentos de la consciencia social”, precisó la además pintora y dibujante.

Desde hace unas dos décadas, Magdalena se mueve dentro del mundo de la creación artística y su promoción. “Gracias al conocimiento que aporta visitar disimiles exposiciones, y asistir a eventos, conferencias, cursos… y sobre todo familiarizarse con los artistas en su contexto y conversar sobre sus inquietudes e ideas, me ha permitido alcanzar sólida instrucción dentro este medio”.

La rica experiencia de esta prestigiosa creadora incluye, además, la curaduría de diferentes exposiciones personales y colectivas, con diversos postulados y códigos estéticos. “En el ir y venir de estas prácticas, he perfilado conocimientos referenciales sobre la toponimia artística cubana, lo cual es un privilegio de quienes nos encargamos de esta tarea conjuntamente con los actores principales de estos procesos, es decir, los artistas”, enfatizó.

Entre las más importantes exhibiciones organizadas y curadas por Magdalena se encuentran Invierno en La Habana, que ocupó once salas de la Fortaleza de la Cabaña (2002), en la que participaron 146 artistas, además de los salones de Arte Erótico y las bienales de ilustración Los Puentes, en la Galería Fayad Jamis, (2004 y 2005), de Alamar, la cual dirigía por este tiempo, así como las también colectivas, Con Luz y Oficio, en el CPAD, con once artistas (2005), 50 creadores autodidactas (2008), la personal de Vicente Rodríguez Bonachea Una Isla Utópica, y muchas otras.

“El art brut apenas comienza a difundirse aquí, por su amplia resonancia popular vale la pena seguirlo de cerca, conocerlo y estudiarlo más y mejor…”, enfatizó Magdalena.

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