GRAN FINAL: La gloria de América a los pies de Alemania
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¿Que por primera vez en la historia una nación de Europa haya conquistado la Copa del mundo en América? Es cierto, y no se trataba de Cristóbal Colón, Francisco Pizarro o Hernán Cortés. Eran once jugadores alemanes, vestidos de blanco a la más pura usanza de una legión de marines en sus desbordes, verticalidad y llegadas.
Un mural digno resultó sin dudas el acto conclusivo mundialista entre Alemania y Argentina en el Maracaná de Río de Janeiro, ante la presencia de 75 mil hinchas. Y el fútbol fue justo, o más bien el ariete Mario Götze, para acuñar años de sólido trabajo y besar una Copa merecida, que hasta Rusia 2018 estará a buen resguardo, en las vitrinas de la nación que por merecimiento, exhibió el mejor fútbol.
Así es el más universal, y la Mansschaft nuevamente refrendó la frase del inglés Gary Lineker. Eso sí, tanto como Brasil (1970-1994) e Italia (1982-2006) tuvo que esperar 24 años para bordar su cuarta estrella en la camiseta. Rompió además a la tercera, el maleficio que rondaba a las selecciones que vistieron de blanco en finales con anterioridad. Eso sin contar el hecho de haber inclinado a su favor en tres actos definitorios la balanza ante argentina, una rivalidad épica destapada precisamente 24 años después. tercer acto finalista entre ambos elencos: En 1986 la albiceleste de Maradona, Valdano y Burruchaga liquidó 3-2 a la Alemania de Brehme, Rummenigge y Mattaus en el estadio Azteca de la capital mexicana; cuatro años más tarde en el Olíumpico de Roma el propio Brehme se vestiría de vengador, al cobrar de forma magistral un penal en el minuto 85.
Y antes de que se desataran el delirio contra el dolor profundo y el llanto, la euforia vs. la resignación experimentada por millones de adeptos desde Berlín hasta la Patagonia, pasando por el cine Yara y la Ciudad deportiva abarrotada, hablaré de orgullo.
Sí, porque si bien Alemania salía como favorito, controló el balón con toques y circulación y sus líneas se movieron como un bloque, Argentina fue digna sobre el césped, con todo y mi desacuerdo por la entrega del Balón de oro a Messi, con todo y el hecho de haber tenido tres ocasiones para frotar sus botines mágicos y no concretarlo. Con el fallo de Higuaín y el enésimo de Rodrigo Palacio para poder festejar su tercera estrella.
A fuerza de orgullo justamente terminaron los albicelestes, cuando ya en lo físico no les quedaban revoluciones, cuando los deseos brotaban de las entrañas para trastocar la realidad que los veía sucumbir desde el 113.
Retrocedo al silbatazo inicial. Bastian Schweinsteiger vistió su casaca de mariscal de campo y pese al control de la Brazuca a los europeos les costó crear peligro real con pelota en movimiento. Tuvieron una en los pies de Toni Kroos, además del cabezazo en el palo de Höwedes sobre el epílogo del primer tiempo.
Cronos avanzaba implacable y se agudizaban el tedio y la trabazón. Hasta que se hizo la luz en el cuarto acto, segundo alargue. Schurrle se internó hasta el fondo del corredor izquierdo Martín Demichelis perdió a Götze y el crack del Bayern Munich la durmió con el pecho y la clavó de media vuelta. Tercer jugador del mítico club bávaro en anotar en una final Mundial tras Breitner y Gerd Müller. Puede que parezca extraño pero en lo personal lo veo como una especie de confirmación. Una filosofía asumida por los germanos y promovida en calidad de puente por Pep Guardiola en el banquillo del Bayern.
El premio además a una línea de 12 años de trabajo promulgada por Joachim Löw, y digo 12 porque a los seis que lleva en calidad de orquestador de esta sinfónica germana, se suman otros tantos en calidad de asistente de Jürgen Klinsmann.
Plácido Domingo, Lebron James, Rihanna y Ángela Merkel. Alaska, África, la Patagonia, y Filipinas. Cuatro años, como una especie de órbita propia en los que el planeta se olvida de temperaturas, distancias, estados anímicos, conflictos, guerras. Cuatro años en los que el idioma del fútbol, impera, hermana acerca.
Desde hoy y hasta Rusia 2018 miles serán los escritos, los ecos, las cervezas tomadas, los rostros pintados, las banderas pósters e íconos. La Brazuca dictó su ley, Brasil 2014 será recordado. La copa está a buen resguardo y el alemán será, además de idioma, una constelación de cuatro vértices en el firmamento balompédico.
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Comentarios
José Guillermo
VC.Campeón
Juan Alberto Guerra Franco.
jose lazaro
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