Juegos Sinfoniquísimos, un regalo de humor del fino

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Juegos Sinfoniquísimos, un regalo de humor del fino
Fecha de publicación: 
30 Junio 2014
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Está claro que a estas alturas no hay por qué extrañarse de la calidad del humor que nos entrega Alejandro García “Virulo”. Las credenciales que porta: fundador del movimiento de la Nueva Trova, exdirector del Conjunto Nacional de Espectáculos de Cuba y del Centro Promotor del Humor, y más recientemente Premio Nacional del arte de reír, no son de adorno.

 

Un humor inteligente, con sustancia, que no tiene que ir a lugares comunes o utilizar el manido recurso de escoger un miembro de la audiencia para burlarse de él; esas son las características del trabajo del padre de Konstantin Vonsahuerkraut.

 

Como esperaban sus seguidores, Virulo no decepcionó y esta vez trajo al argentino Ernesto Acher, un viejo conocido desde sus tiempos como integrante de Les Luthiers para que lo acompañara en Juegos Sinfoniquísimos, un divertimento que la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales regaló a los cubanos como inicio de su campaña para este Verano 2014.

 

Acher, encantadísimo de estar en Cuba y confeso “adicto a Virulo”, aseguró a Cubahora que actuar frente a un público como el nacional, que se entrega con tanta pasión a lo que está viendo y que tiene un humor tan peculiar, desenfadado, natural, es “un placer como pocos”. “El cubano ríe a mandíbula batiente y eso se disfruta cuando estás encima del escenario”, dijo.

 

De lo que sí puede estar seguro Acher, que ya ha estado frente al auditorio de la isla en más de una ocasión —con Les Luthiers en 1983, y en el Aquelarre de 2007—, es que quienes asistimos a la función única de la noche de este sábado 28 quedamos satisfechos y un poco descorazonados porque la velada pasó tan rápido.

 

Para el argentino, la música y el humor corren a iguales velocidades por su sangre, por eso es natural que quiera usar los dos, en lo que resulta una comunión perfecta en la cual sobran las palabras. Mozart pasado por tango y combinado con ritmos hebreos. Grieg y su música para Peer Gynt mezclada con La Pantera Rosa de Henry Mancini, para dar como resultado la Peer Gynt Panther. Strauss con la revista ¡Hello Dolly! Una delicadeza sinfónica, interpretada por la Orquesta del ICRT, que los melómanos gourmets no dudarían en aprobar, aderezado con una famosa obra de Astor Piazzolla: Oblivion, que no pertenece a la categoría humorística, pero que por su belleza la agradecerían igual.
 

Por supuesto, en un show de Virulo no puede faltar la picaresca y las canciones a las que nos ha acostumbrado el autor de Welcome Colón, ahora versionadas para una agrupación de gran formato y dirigidas por Acher.

 

Para deleite de los presentes, el cubano recordó temas como La novela, Latin lover y Delirios de grandeza, al tiempo que dio a conocer fragmentos de su más reciente trabajo, Virulo explora con Dora la Exploradora, donde presentó a un nuevo personaje: Simplicio Malasuerte y su método novedoso de aprender inglés.

 

“Escuchar a Ernesto es como volver a la juventud —se despidió de la multitud que lo ovacionó de pie— y estar con él en el escenario es algo que siempre agradezco”, concluyó el artista, que se despidió con El colibrí, una metáfora sobre la necesidad de buscar el espacio de cada quien en la vida, y la persecución de la felicidad.

 

Tomado de Cubahora

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