Miami: ¿Por qué le convendría a Joe García que David Rivera fuera su retador?
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El ex congresista David Rivera, el chofer del “gánster móvil”, como le dice Ana Alliegro al auto donde Rivera confesaba sus jugarretas de campaña, anunció e inscribió oficialmente en el registro de elecciones de la Florida su candidatura por el Partido Republicano en el Distrito 26 para regresar al Congreso Federal.
Para eso Rivera tiene que imponerse en unas primarias en el mes de agosto frente a otros aspirantes Republicanos y luego ganarle al Congresista Joe García en noviembre, que es el titular de ese puesto desde el 2012, cuando precisamente le ganó a David Rivera.
Según acreditaron documentos de primera mano, en el 2006 Rivera pagó $15,000 a una compañía llamada Millennium Marketing, copropiedad de su madre y su madrina, que le permitía auto prestarse o auto donarse ese mismo dinero de vuelta. Milleniun también recibió pagos de varios miles de dólares por “consultoría” de campaña apenas unos días después de empezar a funcionar y más de $500,000 en pagos secretos del Canódromo de Flager.
Durante bastante tiempo Rivera negó haber recibido dinero del canódromo, pero luego aceptó haber obtenido $132,000 a través de Millennium. Casi siempre se protegió asegurando que no estaba obligado a informar de préstamos según reglas estatales y federales; pero a veces la prensa hace su papel e investiga por su cuenta con el debido rigor.
En el año 2011, el grupo “CREW” (Citizens for Responsibility and Ethics in Washington), que monitorea la integridad de los legisladores norteamericanos en Washington DC, incluyó al entonces Congresista David Rivera en la lista de “los más corruptos”.
Posteriormente, por recaudaciones fraudulentas, manejo indebido de boletas ausentes y creación de un candidato ficticio, David Rivera fue vinculado a Ana Alliegro y el referido “candidato señuelo” Justin Lamar Sternad. Pero mientras Alliegro y Sternad están enfrentando la justicia o bajo investigación, el máximo responsable David Rivera, quien realmente debería estar preso, se está postulando.
A mediados del 2011 todo parecía indicar que David Rivera iría a la cárcel. Los investigadores tenían datos sobre sus tarjetas de crédito y cuentas de banco y se hablaba de lavado dinero y “raqueterismo”. Ante esta situación, el 5 de julio del 2011 el inspector Brett Lycett del departamento para la aplicación o cumplimiento de la ley (Florida Department of Law Enforcement, FDLE), pasó un correo a la fiscalía asegurando que creía que las violaciones de Rivera eran bastante evidentes y suficientes para proceder.
Pero a partir del 23 de agosto el caso contra David Rivera empezó a disolverse por “demoras” en el estudio de los expedientes. Particularmente por parte de la oficina de la Fiscal Federal Katherine Fernández Rundle, muy relacionada con la derecha cubanoamericana y comentarista semanal de un programa de Armando Pérez Roura en Radio Mambí, que siempre pedía más tiempo para adentrarse en los análisis de los cargos.
A David Rivera se le llegó a ofrecer el escandaloso trato de librarlo de cargos si aceptaba al menos que había cometido “irregularidades”. Pero este pillo quería más y logró salir de los problemas, al menos hasta ahora, gracias a un procedimiento que hace caducar los cargos después de pasado un tiempo reglamentario. Una disposición que curiosamente fue pasada por el propio David Rivera mientras era legislador en Tallahassee. Esto es para record: El delincuente es absuelto por una ley que previamente él mismo ha patrocinado. ¿Por precaución?
Ante esta situación la supervisora de la FDLE Cindy Sanz escribió a la oficina de la Fiscal Fernández Rundle que presumiendo que ya no iban a acusar a David Rivera, ya que da la impresión de que no está pasando nada con él, entonces ellos tienen dificultades para seguir adelante.
Conclusión, Rivera está libre y aspirando a regresar al Congreso Federal. ¿Tiene posibilidades de lograrlo?
Difícil, pero depende de varias cosas. Entre ellas, del valor de sus oponentes Republicanos en primarias y del valor del titular Joe García, que aparentemente no ha empezado muy bien.
En lugar de pasar la aplanadora por arriba a Rivera, quizás porque tiene tejado de vidrio y también ha sido cuestionado por la renuncia de miembros de su equipo por cuestiones de fraude de boletas ausentes (entre ellas la del jefe de su personal Jeff García), el Congresista Joe García ha dado una timorata entrevista a un medio miamense donde se muestra conciliador con Rivera y propone olvidar el pasado.
Como era de suponer, en lugar de recoger el guante blanco lanzado por García, el matrero de Rivera probablemente envalentonado por estas fláccidas declaraciones del titular del Distrito 26, se ha lanzado con todo y promete ir sobre él.
El programa La Tarde se Mueve ha ofrecido su espacio a García para que le conteste a Rivera. Y le ofrece su espacio a los demás aspirantes Republicanos para que hablen y no se dejen mangonear por ese fanfarrón, enemigo probado de los viajes a Cuba y defensor público del terrorista Luis Posada Carriles.
Sin embargo, la lógica y algunas conversaciones con personas de mucho tiempo en la política de Miami me dicen que la candidatura de Rivera puede acabar beneficiando a Joe García. Eso significa que a todo lo que dije en La Tarde se Mueve en la edición del lunes 5 (http://latardesemueve.com/grabaciones), y al innegable infantilismo en algunas de las acciones de García, habría que añadir cierta perspicacia en comprender que Rivera puede ser conveniente para la reelección.
En primer lugar, porque Rivera no tiene escrúpulos y puede desprestigiar en primarias a los otros aspirantes Republicanos. Especialmente a Carlos Curbelo, quien es el protegido del Partido Republicano y cuenta con el apoyo de los congresistas Republicanos Mario Díaz-Balart e Ileana Ros-Lehtinen. La agenda de David Rivera de hacer campaña contra los viajes a Cuba no es popular y no les conviene a ninguno de estos congresistas que los asocien con esa gastada política. Lo que no quiere decir que no la deseen.
En entrevistas de Curbelo en la radio de Miami se le ha visto desconcertado con la postulación de Rivera, que seguro le sabe unas cuantas cosas; además de que tiene mayor reconocimiento de nombre, mayor experiencia porque ya ha sido congresista y arrastra la base extremista de Miami, opuesta a los viajes a la isla y la normalización de relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Tampoco hay que menospreciar al aspirante Republicano Joe Martínez, ex presidente de la Comisión de Miami, y vieja pieza de la política local. Martínez puede dar una sorpresa aunque no lo apoye el Partido Republicano.
Mientras todo esto sucede Joe García esperará a su contrincante. Si es David Rivera, se trata de alguien que ya él ha derrotado con anterioridad y que llega bastante averiado por los escándalos de corrupción. Si es Carlos Curbelo, seguro saldrá a la valla desplumado por el propio David Rivera.
Si Curbelo asume las posiciones moderadas de Joe García, parecerá un imitador de su agenda; si se radicaliza para complacer a la extrema derecha cubanoamericana, será otro David Rivera listo para distanciar a la mayoría de los votantes, repitiéndose el escenario del 2012 que le dio el triunfo al candidato Demócrata.
Esta segunda victoria es la definitiva para el congresista Joe García. Es la que va a demostrar si fue un político de ocasión que ganó una elección por las deficiencias de su rival más que por los méritos propios; o si tiene calibre para afianzarse en Washington DC como parte de la clase política norteamericana. Es él quien debe decidirlo. Con garra y con corazones, no con esa errada tibieza mostrada en su reciente entrevista, dedicada a apaciguar inútilmente la frustración y el odio de aquellos que nunca le van a querer.
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