Zule Guerra, voz joven del jazz cubano con buen viento

Zule Guerra, voz joven del jazz cubano con buen viento
Fecha de publicación: 
7 Febrero 2014
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La pasión a Zule se le nota fácilmente cuando canta, cuando habla, cuando ríe, y apenas unos minutos de conversación son suficientes para comprender que estamos ante alguien que sabe bien lo que quiere.

 

Zule Guerra recibió recientemente un premio JoJazz por su interpretación en el concurso de jóvenes jazzistas de Cuba, y además de sus dones para el canto, también compone y es líder del grupo musical Blues d´Havana desde hace algo más de un año.

Aunque estudió piano siendo niña, para hacer carrera esta muchacha escogió la Bioquímica en la Universidad de La Habana, donde siempre estuvo vinculada al movimiento artístico.

 

Aparentemente la Bioquímica y el canto no tienen nada que ver…

 

Así mismo es. Mi papá es biólogo, mi mamá es matemática, una hermana mía es farmacéutica y otra, enfermera, o sea, que la ciencia está en mi familia desde siempre.

 

De niña estudié en Caturla, pero aún no tenía nada definido. Siempre me interesé por las ciencias, iba a los laboratorios con mi papá, en fin, que hice el bachillerato en la Lenin y me decidí por la Bioquímica luego, es algo que me encanta. La estoy ejerciendo, trabajo en el Instituto Nacional de Nutrición.

 

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O sea, llevas ambas profesiones a la vez: la de científica y la de músico. ¿Cómo te las arreglas?

 

Ambas llevan mucho estudio, pero hasta ahora puedo con eso porque me gustan mucho las dos. En el día trabajo en el Instituto y aún me cuesta trabajo desprenderme de la Bioquímica. En las noches tocamos en varios lugares, estamos presentándonos en el Jazz Café y en La Zorra y El Cuervo. Si en algún momento me siento muy agotada y tengo que decidir, lo haría por la música, con seguridad.

 

Cuando escogiste el jazz para desarrollar tu carrera musical, ¿sabías «en qué te estabas metiendo»? El nombre de tu grupo dice que te inclinas por el blues, ¿por qué?

 

Zule Guerra ya no es una cantante de jazz solamente, también lo es de blues, de funk, R & B… y llega a varios tipos de públicos. Me inclino por los ritmos afros que se mezclan con la música anglosajona.

 

Desde pequeña me gustó el jazz. Crecí escuchando a Ella Fitzgerald y a Billie Holiday. Esta última es mi favorita, la admiro muchísimo. Siempre he estado al tanto de los festivales de jazz en Cuba y he seguido a los artistas de este género.

 

Alguien que me ha ayudado enormemente ha sido Bobby Carcassés, él llegó a mi vida en un momento crucial, y se lo agradezco, es como un padre para mí y me ha guiado en encontrar un sello personal. Eso es muy importante, que no me confundan con otras cantantes, porque hay muchas.

 

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¿Cómo crees que una intérprete alcanza esta distinción?

 

El jazz y el blues son músicas de mucho sentimiento, en ellas lo más importante es trasmitir el mensaje de la canción, la armonía, hay que conectar con el público. Es un género muy intimista, de mucho feeling, por tanto, hay que tomar referencia de los grandes. Yo me inspiré en Billie Holiday, ella es la maestra. También aprendí de ella, Fitzgerald y Sarah Vaughan, y de muchos instrumentistas, porque una cantante no puede quedarse solo en el canto.

 

Yo quiero ir más allá. En eso también me ayudó Yasek Manzano, en enfocar mi estilo. Para ser una buena cantante de jazz hay que improvisar, hay que trasmitir y tener mucha armonía.

 

¿Dónde aprendiste a cantar?

 

Yo canto desde pequeña, no tengo formación de cantante, soy pianista, pero de niña cantaba mucho. Yo soy muy exigente y una vez que me planteé mi proyecto en serio, comencé a estudiar y busqué una profesora de canto, no para que me enseñara cómo tener bomba, sino la técnica, lo demás sale de adentro; cuando se canta desde el corazón, sale bien.

 

Yo canto mis temas, lo que yo compongo, si bien en las actuaciones siempre incluyo algunos estándares.

 

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¿Qué caracteriza tus temas?

 

Canto sobre lo que me toca la piel, sobre mis experiencias personales. Yo hago la música y la letra, hago algunos arreglos, y el director musical de mi grupo, Víctor Benítez, termina el trabajo.

 

Mis canciones son mi vida cotidiana, historias sobre las personas que me rodean… Yo tengo sentimientos muy fuertes. Hay días en que estoy muy feliz, y en otros soy todo lo contrario. Esos estados de ánimo cambiantes me ayudan a crear. El artista ama cualquier cosa, no se trata solo del amor de pareja. Yo amo todo. Lo que me ronda la cabeza, lo escribo, lo plasmo.

 

A veces me llega una melodía que me suena en los oídos, entonces empiezo a improvisar y de ahí sale la letra. Otras veces sucede a la inversa. Tengo muchos papeles regados por ahí, muchas composiciones que están a la espera.

 

Ha habido un cambio notable entre lo que escribía antes y lo que hago ahora, hay más madurez; yo soy joven aún y estoy aprendiendo de lo que le gusta al público.

 

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¿Cómo, siendo tan joven, te enfrentas ya a dirigir una banda, aunque no sea grande?

 

Lo más importante es saber lo que uno quiere, yo estuve involucrada en varios proyectos musicales, fui parte de Las Canela, trabajé con Obsesión en el hip hop, en fin, pude ir aprendiendo de cómo se lleva una agrupación. Llegó un momento en que yo misma quería decidir qué música hacer y fui armando mi grupo con músicos de calidad y he ido aumentando el formato. Ya yo no toco el piano en el grupo, sino que me dedico al canto.

 

Lo que hacemos es un trabajo colectivo, el jazz te permite eso, se puede improvisar y ninguna presentación es igual a otra.

 

¿Qué puertas te abre el JoJazz?

 

Lo más importante es el prestigio, este premio hace que a una la tomen más en cuenta. Fue un reto competir con músicos que salen de las escuelas de arte. Es para mí una forma de confirmar la presencia femenina en el jazz cubano. Aun así, creo que el premio JoJazz resulta una carta de presentación más convincente en los concursantes masculinos que en las féminas.

 

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El jazz me parece un mundo dominado por hombres, al menos aquí en Cuba…

 

Es cierto, y eso no es culpa de nadie, a no ser de nosotras mismas porque no nos hemos puesto en la posición que nos toca. Hay mujeres jazzistas, pero no tantas como en otros géneros. No es común ver a una mujer jazzista dirigiendo un grupo de hombres. Hay que tener el carácter fuerte para hacerlo. Con el público ha funcionado muy bien, una mujer haciendo jazz siempre llama la atención y como cantante puedo interactuar más con el auditorio.

 

El Jazz Café ha sido siempre escenario de grandes músicos, tú estás ahora insertada en la programación de este lugar. ¿Eso significa algo para ti?

 

Eso significa todo para mí. Es un lujo y un reto porque hay que estar a la altura de esos grandes que tocan aquí. Además, es un lugar al que vienen muchos cubanos porque tiene una oferta de pago y consumo mucho más ventajosa que otros clubes.

 

En estos momentos se está promoviendo en el Jazz Café la doble tanda, o sea, que cuando yo termino mi espectáculo, tengo la oportunidad de quedarme para ver al grupo que sigue y recibir de ellos sus opiniones sobre mi música, y así poder mejorar cada día.

 

La verdad es que estar aquí es un sueño, no me lo imaginaba porque llevo muy poco tiempo con mi grupo. Aquí vienen siempre las personas que buscan el buen jazz.

 

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Con esas composiciones que tienes esperando, ¿estás planeando algún disco?

 

Estoy grabando mi primer disco de forma independiente en Mo Records. Lo estoy produciendo yo misma junto a mi director musical. Eso me ayuda y me enseña, pero hubiera preferido no encargarme yo de eso, lo ideal es tener un productor reconocido u otro músico, pero sé que, por ahora, eso es difícil por la falta de presupuesto, entre otros motivos.

 

Colibrí tiene una colección de jóvenes jazzistas…

 

Algunas personas ya han escuchado algo del disco y me han dado buenos augurios. Cuando termine de grabar lo presentaré al Cubademo, de la AHS, a donde pertenezco. Este concurso da como premio hacer el disco, también pienso presentarlo a alguna disquera una vez que esté listo.

 

Si se me da la oportunidad de grabar con una disquera, me gustaría invitar a músicos como Michel Herrera o Yasek Manzano. Para mí arrimarme a la experiencia es lo más importante, por eso me he sentido tan bien acompañando a Bobby en algunas de sus presentaciones.

 

Creo que un disco de una nueva cantante de jazz en Cuba puede tener impacto. Me gustaría que fuera con Producciones Colibrí. Yo soy una cantante de New Jazz, una tendencia dentro del género jazz, que mezcla varios ritmos como el funk, el blues, el R & B, la música electrónica, y lo esencial es la voz, o sea, a esto me dedico.

 

Buena suerte, entonces.

 

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Comentarios

Diosmio...... un profundo placer siento al ver este articulo publicado acá. Demuestra que el esfuerzo tiene siempre un resultado positivo en la vida. <br />Muchos éxitos Chiquita.

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