Snowden se sigue considerando empleado de los servicios secretos de EEUU

Snowden subrayó que nunca colaboró con las autoridades de Rusia o China y que obtuvo la victoria en el momento cuando los periodistas comenzaron a publicar las filtraciones que dieron a la sociedad la oportunidad de cambiar.

El excontratista de la NSA estima que su objetivo no consiste en poner fin a la vigilancia masiva sino permitir al público reaccionar a los programas que antes desconocía.

A la vez, Snowden subrayó que sigue fiel al juramento a la Constitución que hizo ya que todas sus acciones están destinadas a mejorar la NSA, la única que no comprende que continúa trabajando para ella.

Gracias a las filtraciones de Snowden los estadounidenses se enteraron de que el volumen de la información que recopilaba la NSA cada 14,4 segundos en 2006 equivalía a la contenida en la biblioteca del Congreso, que tiene 30 millones de libros. El asesor jurídico de Microsoft Brad Smith calificó la NSA de “una amenaza constante de complicidad elevada” en cuanto al riesgo que representa su actividad para las empresas.

Sin embargo, para Snowden el principal problema consiste en la amenaza que representa para la democracia y la vida privada. Desde octubre de 2012 y hasta abril de 2013 Snowden intentó encontrar a alguien que compartiera sus ideas. Afirma que testó a 19 de sus colegas los que, probablemente, intuyeron lo que tenía previsto hacer pero no lo denunciaron a los jefes. La NSA, sin embrago, desmiente esta información.