Crónicas del Festival: Tatuaje
especiales
Las máscaras, las lentejuelas, el maquillaje enfático… pueden ser elementos de evasión, pero también armas de resistencia. En Tatuaje (Hilton Lacerda, Brasil, 2013), un grupo de teatro alternativo —integrado por artistas “díscolos”, muchos de ellos homosexuales— desafían a la dictadura brasileña de los setenta. No tiran una piedra, pero sus puestas son pedradas. El algún momento, claro, la soga se rompe y el poder intenta aniquilarlos. Pero la semilla está sembrada. Tatuaje, de todas formas, habla del arte pero también del artista. La película presenta personajes complejos, llenos de contradicciones, que defienden su derecho a expresarse mientras van lidiando con sus muy particulares problemas. Es también una historia de amor, marcada por el contexto. El montaje es dinámico y audaz. La fotografía evoca unos años “rebeldes”, de explosión multicolor: el grito de la libertad. De acuerdo, muchas de las obras recreadas por los artistas tienen un deje kitsch, otras son demasiado “filosóficas”… pero todas tienen el atractivo de la provocación, el brillo y el oropel. Intercalar secuencias grabadas con cámaras de cine domésticas —al más puro estilo de esos años— fue un acierto. Y el devenir de unos personajes nada encartonados llama la atención. Una buena ópera prima…
Título: Tatuaje
Director: Hilton Lacerda
País: Brasil
Guion: Hilton Lacerda
Fotografía: Ivo Lopes Araújo
Música: DJ Dolores
Intérpretes: Irandhir Santos, Jesuíta Barbosa, Rodrigo García, Sílvio Restiffe, Sylvia Prado
Sinopsis: Brasil, 1978. La dictadura comienza a tambalearse. En un teatro-cabaret, un grupo de artistas desafían al poder y la moralidad convencional. La vida del líder del grupo cambia cuando conoce a un joven recluta e inicia un romance con él.
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