Bailarín ruso condenado por el ataque con ácido en el Teatro Bolshoi

Una juez de Moscú anunció la sentencia tras decir que Dmitrichenko y otros dos acusados habían causado de manera intencionada graves daños a Sergei Filin, a quien un atacante enmascarado lanzó a la cara un frasco de ácido en la noche del 17 de enero.

Yuri Zarutsky, que admitió tirar el ácido a la cara de Filin, fue condenado a 10 años de prisión, y Andrei Lipatov, que condujo a Zaratsky al lugar del ataque, a cuatro años.

"Su culpabilidad del crimen se ha establecido en su totalidad," dijo la juez Yelena Maximova.

Los fiscales han pedido una sentencia de 9 años en prisión para Dmitrichenko, quien fue acusado de haber ordenado el ataque, diez años para Yuri Zarutsky, acusado de llevarlo a cabo, y seis años para Andrei Lipatov.

El ataque, que dejó a Filin retorciéndose de dolor y dañó gravemente su visión, desveló las amargas rivalidades entre bambalinas del Teatro Bolshoi y perjudicó el estatus de una de las instituciones culturales rusas más prominentes.

El bailarín, que entró al Bolshoi cuando era un adolescente en 2002 y se hizo un nombre interpretando a villanos como al zar asesino en el ballet "Iván el Terrible", se declaró no culpable.

La juez dijo que Dmitrichenko habría vigilado los movimientos de Filin en la noche del ataque y habría avisado a Zarutsky por el teléfono móvil de que el director artístico iba camino de su casa desde el teatro.

Zarutsky, que admitió su culpabilidad, ha dicho que tirar ácido a la cara de Filin había sido su idea y que Dmitrichenko no conocía su plan.

La acusación indica que el motivo pudo ser un conflicto entre Dmitrichenko y Filin, de 43 años. En el juicio la semana pasada, el famoso exbailarín de Bolshoi Nikolai Tsiskaridze dijo que Filin les había negado papeles a Dmitrichenko y a su novia, una bailarina.

TEATRO CON PROBLEMAS

En el juicio, Filin dijo que Dmitrichenko había esparcido rumores falsos sobre que tenía favoritos y tenía amoríos con las bailarinas.

Sin embargo la testigos de la defensa retratan a Filin como un exaltado imperioso y a Dmitrichenko como un defensor de los demás que temían hablar con el director artístico que tenía poder suficiente como para crear y romper carreras.

Filin regresó al Bolshoi en septiembre después de meses de tratamiento en Alemania, pero su visión permanece dañada después de más de 20 operaciones y lleva gafas oscuras para proteger sus ojos.