Ángel Fournier: Un año duro, de gloria y…

Ángel Fournier: Un año duro, de gloria y…
Fecha de publicación: 
12 Diciembre 2013
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Un año de seis campeones mundiales. Una cruenta lucha y un agradable dolor de cabeza entre técnicos, prensa especializada y público apasionado al deporte. Los nombres de Idalys Ortiz y Asley González (judo); Glenhis Hernández, Rafael Alba (taekwondo); Lázaro Álvarez y Julio César La Cruz (boxeo) retumban en la palestra y ponen a hervir la pugna por el mejor deportista de Cuba en dicho lapso y la mejor disciplina individual.

Complejo algoritmo con sentencia dictada, y la grata sorpresa de ver al remero Ángel Fournier Rodríguez (31 de diciembre de 1988) incluido en el selecto top-ten. Lógico, si con su plata en el Campeonato Mundial de Chungju, Sudcorea, se convirtió en el primer medallista antillano en la historia de las citas universales de la disciplina.

Eso, sin embargo, no trastoca su rutina diaria, esas seis horas que dedica el gigante guantanamero de 1.91 metros de estatura y 110 kilogramos de peso a devorar metros en la pista de remo y canotaje José Smith Comas, del artemiseño municipio de Caimito. Allí tensa sus músculos, busca ritmo y fluidez en cada paletada. Abandona el agua luego para desatar su furia en múltiples repeticiones con pesas en el gimnasio, carreras, mediciones y trabajo técnico en el simulador.

Una amalgama amplia con intensos volúmenes de trabajo, porque nominaciones aparte, Fournier mantiene al límite su sed de resultados. En el catalejo de aspiraciones, bien enfocada su mirada hacia los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.

Ciertamente, tres años faltan para la hora cero, la de su posible desquite luego del fiasco en Londres 2012, cuando según él mismo, y sus técnicos se manifestaron de manera coincidente, su componente psicológico sufrió un desliz, se abrió una brecha a la hora de aplicar y demostrar el desarrollo de sus capacidades, y justo ahí se le escapó la final, y la posibilidad para nada festinada de escalar al podio, sobre todo teniendo en cuenta sus antecedentes de temporada, patentados por sendos bronces en las Copas del Mundo de Belgrado, Serbia, y Lucerna, Suiza.

Como niño caprichoso, mantiene entre ceja y ceja esa aspiración, fue incluso recurrente en la conversación que sostuvimos, en ese rápido recorrido por su vida como atleta.

¿Caimito? Se le antoja su hábitat natural ese pasaje angosto desde septiembre del 2003, cuando fue captado para el equipo nacional.

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Pudo haber sido basquebolista, su estatura, estirpe y la pasión que siente por el deporte de los encestes le pudieron haber augurado un futuro promisorio en una cancha. Sin embargo, las facilidades de contar muy cerca con la academia provincial de remo en su natal Caimanera lo hicieron decidirse por esa disciplina a la edad de 12 años.

El mérito de verlo despuntar le corresponde a José Ángel Figueredo, artífice de su iniciación, y del primer metal: bronce como miembro de un doble par en los Juegos Escolares del 2001. entonces, al conocer la noticia vibraron sus padres, Nancy y Francisco. Hoy destilan tanta adrenalina como en aquel comienzo cada vez que su hijo toma los remos para surcar los dos kilómetros del circuito. Y tal y como el propio Fournier confieza, no dejarán de experimentar esa sensación, ponerse en la cuerda lfoja, latir al compás de cada paletada de su hijo.

A LA CUARTA, LA VENCIDA

El destino a veces se antoja cruel, pero si me preguntaran dijera que con Fournier, en una disciplina eminentemente longeva, ha sido benévolo: a la edad de 25 años y en su cuarta incursión mundialista llegó la vencida. Secundó en Sudcorea al campeón y fuera de serie checo Ondrej Synek (6:45.24 minutos y ocho veces ocupante de podios universales), con crono de 6:48.91. Antes coquetearon con esa hazaña Mayra González (por esas coincidencias de la vida también amante del baloncesto) e Ismael Carbonell. Temible ya lo consideraban muchos antes de largar en su primera regata en el lago Tangeum, pues antes había esculpido otro bronce en la Copa del Mundo de Lucerna.

Ahora el 4 de octubre marcó su regreso al diario batallar. Su mentor Yoan Paula ahondó sobre las características desu “hijo pródigo”, a quien se le suma en la actualidad el cienfueguero de 16 abriles Orlando Sotolongo, quinto en el mundial juvenil de Trackai, lituania y clasificado para los II Juegos Olímpicos de la Juventud:

“Ángel es un remero muy fuerte, de técnica aceptable y en franco ascenso. La esencia del éxito radicó en el análisis sistemático de las deficiencias y el trabajo exigente sobre los errores técnicos detectados. Fueron ocho meses intensos con su protagonismo y el apoyo del equipo médico y el resto de los técnicos, estableciendo táctica de regatas, estudiando cada rival, limando dificultades, especialmente sobre el desgaste y la transición de la arrancada al ritmo, el largo (movimiento amplio al remar), y el remate en los últimos 500 metros.”

Lo cierto es que Fournier encara y asume asume cada sesión de entrenamiento como si la cita bajo los cinco aros auriverde estuviera al doblar de la esquina. Constancia y fiel cumplimiento del plan son divisas propias desde las seis de la mañana, horario en el que comienza a bogar por la presa. Luego entra al gimnasio y juega con los pesos luego, almuerza, descansa, vuelve a lanzarse al agua a las cuatro de la tarde en busca de vencer con su bote Filippi de 14 kilogramo,s los 36 kilómetros diarios contemplados en esta etapa de preparación general.

Y no le resulta monótono ese círculo, pues con parsimonia inesperada explica que para mantener los resultados en la elite hay que pulir constantemente todos los detalles, técnicos, tácticos, mentales:

Nadie duda que de la capital británica al certamen universal sudcoreano, Forunier experimentara un salto de calidad. ¿Sus rivales? Los mismos, solo que en esta oportunidad se cumplieron cabalmente las estrategias diseñadas para destronarlos:

“El objetivo era rebasar al alemán Marcel Hacker, quien me había rematado en Lucerna. Estudiamos dónde hizo sus cambios de intensidad, pues en una final todos estamos casi al mismo nivel y no puedes cometer error alguno. Arranqué sexto, pero en cada parcial de 500 metros fui ganando terreno y pude acelerar el ritmo en los últimos 250, para rematarlo casi en la meta. Solo nos separaron 40 centésimas.”

Dos flashazos finales con Fournier me permitieron además comprobar que la no inclusión en la relación de nominados no parece perturbarlo en lo absoluto. Por el contrario expresa confiado y con una sonrisa que de ahora en lo adelante solo de él dependerá el curso final que tome la zaga competitiva al máximo nivel: “Soy el más joven de los remeros de la elite, confieso que uno de los que más duro entrena, pues en casi la totalidad de las latitudes se diseñan períodos cortos previo a cada competencia y se traza una ruta crítica más intensa. Acá la estrechez de presupuesto económico nos golpea, pero aún así salgo a “guapear” en cada regata. Ahora que el nombre de Cuba está alto, no lo puedo dejar caer.

¿Ondrej Synek? “Un verdadero fuera de serie, más de una década en el top de nuestra prueba, un rival de mucho cuidado, muy parejo, potente, resistente, técnico. No solo él, comparten esas virtudes en mayor o menor medida el priopio Hacker, el neocelandés Mahe Drysdale, el británico Alan Campbell y el lituano Mindaugas Griskonis. Europa es la meca indiscutible de este deporte. Lo mío puede verse si se quiere hasta como una “frescura”. Colado entre tantos monstruos. Solo que me he propuesto no dejar de ser fresco mientras tenga dos remos en mis manos.”

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