Taekwondo cubano: Nuestro propio camino de los pies y las manos
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Taekwondo, arte marcial oriundo de Sudcorea, una sui géneris combinación de golpeo de piernas, puños y manos abiertas (planimetría), que casi por una cuestión lógica incursionó en los Juegos Olímpicos en Seúl 1988 como exhibición, para luego entrar en el programa oficial en Sydney 2000.
No sería festinado afirmar que hoy, el taekwondo cubano ha labrado su propio sendero a fuerza de patadas, excelente preparación física y desarrollo táctico endemoniado, sobre la base de la confianza de las principales figuras y el fortalecimiento de los segundos en cada división, estrategia que al decir del Comisionado Nacional Carlos Banasco «Maki», ha sido la clave para atenuar el déficit de participaciones y combates de nivel en el circuito elite mundial.
Handicap a cuestas, así asaltaron los nuestros los Dojang de Puebla, México, escenario en el que con ocho exponentes, la mitad de las divisiones convocadas, se agenciaron cinco preseas, los títulos de Rafael Castillo (87 kg) y Glenhis Hernández (73), y los bronces de Robelis Despaigne (+87), Yania Aguirre (49) y Yamisel Núñez (53), para escoltar a la potente armada sudcoreana (6-3-1) y materializar una hazaña histórica e inédita en este tipo de certámenes.
Muchos se preguntarán de qué va este recuento; sucede que con tales credenciales y ante la proximidad de diciembre, el pulso enconado con el judo (dos coronas y un bronce en la lid universal de Río de Janeiro), además de las discretas actuaciones de la lucha (0-2-0) en Budapest y el atletismo (0-1-2) en Moscú, y lo que pueda hacer la legión de boxeadores en la cita del orbe de Almatá, Kazajstán, perfilan al taekwondo como deporte individual de Cuba en este 2013.
Sobre todo si se tiene en cuenta que salvo el Open de La Habana, nuestros taekwondocas apenas tuvieron la posibilidad de medir fuerzas con sus homólogos de elite. De ahí que adquiera mucha mayor connotación el hecho de que Rafael y Glenhis, ambos exclusivamente con los 120 puntos de su cetro mundialista, comanden sus respectivos pesos. Robelis tiene más kilometraje, es un taekwondoca estable entre la crema y nata de su división, está acumulando unidades desde el 2010 y exhibe 137.80 rayas, para escoltar al gabonés Anthony Obame (225.95), su verdugo por 7-6 bajo los cinco aros en Londres 2012.
Similar situación a la de sus coequiperos viven Yania y Yamisel: la primera exhibe el escaño 20 con 43.20 unidades, y la segunda el 16 con idéntico botín, sudado en suelo azteca.
De la propia cita del orbe, destacamos que los nuestros efectuaron 25 combates y emergieron airosos en 22 de ellos, incluida la sonada victoria 5-1 en la final de Glenhis sobre la sudcoreana Lee In-Jong.
Mucho más que puntos, patadas y golpes de puño
El pueblo cubano es altamente consumidor del deporte, una pasión que deriva en muchas ocasiones en conocimiento. Resulta natural entonces que siempre los apasionados exijan de nuestros atletas los mejores resultados, una presea en su pecho, la presencia casi obligatoria en el podio. Pero los análisis trascienden deseos, detrás de cada actuación decorosa subyacen muchas pequeñas influencias, esfuerzos, estrategias:
La ausencia a las dos últimas ediciones mundialistas precedentes incluso puso a pender de un hilo la participación de Cuba. En el ambiente rondaba una posible suspensión, y si a eso le sumamos la ausencia de un entrenador coreano de carácter obligatorio —en extremo costoso—, y la ausencia total de roce previo, se antojaba la tarea del indio rendir al máximo en suelo mexicano.
Maki, Ramón Arias, René García y el resto del colectivo se dieron a la tarea de fortalecer las segundas figuras en cada división, y celebrar con rigor de Grand Prix, Abierto o Copa del Mundo los topes internos y la primera categoría, todo eso con la limitación adicional de no contar con petos electrónicos, o sea, valiéndose de protectores tradicionales, otro elemento al que deberían adaptarse a la hora cero, por las características de los sensores, los impactos del golpeo y demás cuestiones técnicas.
En ese sentido fue de vital importancia, para una escuadra marcada además por una dosis elevada de renovación, la excelente base de preparación de 21 días que sostuvieron en la altura azteca, además de una obtención de forma deportiva y cierre en el propio escenario de competencias. Así se convirtieron en depredadores, verdaderas máquinas de golpear, con rapidez de desplazamientos inusitada, desafiando rivales de mucho mayor palmarés. No en balde Yamisel definió a su favor dos pleitos en punto de oro, con total determinación no solo de ella, sino también de sus coequiperos medallistas, a la hora de definir acciones.
Pinceladas, como siempre el atleta cubano sacando esa dosis extra de adaptabilidad, reponiéndose a carencias, limitaciones, haciendo valer coraje, condición física envidiable y técnica depurada, armas constantes en cada una de las disciplinas de combate.
Otro examen de rigor supremo tendrán Rafael, Glenhis y Robelis en el Grand Prix de Manchester, Inglaterra, entre el 13 y el 15 de diciembre, primera competición punteable para el escalafón, de cara a la clasificación olímpica para Río de Janeiro 2016. A fuerza de patadas y golpeos se ganaron sus respectivas invitaciones.
De concretar otra hombrada en Reino Unido, afianzarían su candidatura como disciplina individual en este 2013, otro paso en el sólido labrar de su propio sendero de pies y manos, uno quizás de no tanta envergadura como la presencia ininterrumpida en el podio de premiaciones bajo los cinco aros desde la edición de Sydney 2000. Quizás ni el actor Chuck Norris, ni el afamado delantero sueco Zlatan Ibrahimovic (practicantes habituales de esta modalidad), conozcan del poderío de nuestros taekwondocas aún, pero de seguir brillando al máximo nivel mundial, quién quita que en un futuro manifiesten su intención de topar acá.
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