HISTORIAS GUAJIRAS: ¿Para dónde ibas, Genaro?

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HISTORIAS GUAJIRAS: ¿Para dónde ibas, Genaro?
Fecha de publicación: 
9 Septiembre 2013
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De solo verlo caminar, uno puede pensar que está frente al mismísimo jinete que tumbó la mula, como reza un añejo chiste que ya es parte del patrimonio humorístico de los cubanos.

«Pero ese no soy yo. A mí nunca me ha tumbado la mula. Bueno, una vez sí, pero no estoy cojo por eso» y suelta una carcajada tan estruendosa que a media legua a la redonda los pájaros salen despavoridos como si hubiesen sentido un disparo.

A Genaro González Beltrán lo conoce todo el mundo. Basta con preguntar por él en la serranía y cualquiera te indica donde vive, qué trillo coger para llegar hasta su morada.

Fui a su encuentro porque el hombre no quiere saber de los productos químicos en sus plantaciones cafetaleras. Si las mixturas de yerbas provocaran explosiones, hace rato que hubiese volado su finca, bautizada por algunos como «el laboratorio del loco de los mejunjes agroecológicos».

Genaro, dicharachero y bromista, se pasa la vida experimentando con plantas, agua clara y cuanta sustancia natural encuentre en el campo, pues quiere producir el café más sabroso y aromático del mundo.

 

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Sube y baja por las lomas como si fuese un muchacho de quince años, a pesar de la discapacidad de una de sus piernas. Y en cada viaje lo acompañan las yerbas, que escoge por sus propiedades.

A Genaro se conoce también como el científico popular; sobre todo, desde que inventó un “biopreparado” que utiliza como repelente en los viveros de café, al cual atribuye propiedades excelentes.

“Muchos por aquí dicen que mis consejos son inútiles, y que yo, cuando nadie me ve, aplico productos químicos. La gente es muy incrédula y a mí me da por reírme ante esas habladurías.

Las posturas de sus viveros están parejitas y gozan de buena salud y color. “Ese es el resultado de las fórmulas de las que tanto se burlan por ahí”, ironiza.

En cada bolsa hay una mezcla de tierra y materia orgánica, y como repelente utiliza una mixtura que hace con yerbas, flores, cáscaras de malambo, cedro y jobo, anamú, hojas de guayabas, flor de muerto, lirios, rosas y palos de tabaco. Todo eso lo hierve y a los tres días lo riega con una mochila.

“Yo no sé si la ciencia querrá reconocer mi invento, pero a mí me ha dado éxitos".

Dentro de los cafetales Genaro siembra mucha carnavalia (abono verde que aporta nitrógeno), y cuando esta planta empieza a florecer, la corta y la aplica al surco.

Genaro sabe que la erosión de los suelos es uno de los problemas que más aqueja a la agricultura en el mundo. Y menciona entre las causas, la pérdida de fertilidad, debido a que el agua y el viento normalmente arrastran la capa superficial de la tierra y destruye la cubierta vegetal. También, malas técnicas de cultivo y la quema irracional de la vegetación.

 

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En la finca de Genaro se enseña todo esto. Allí se combina la sabiduría popular con los conocimientos científicos.

“Y deje que me digan el loco de los mejunjes. Pruebe esta taza de café y dígame si no es la mejor que se ha tomado en su vida…”

Ahhh!!!!, y que conste, yo no soy el de la historia de la mula, porque yo sé cómo son los periodistas…

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