El sumo quiere su espacio en Cuba

El sumo quiere su espacio en Cuba
Fecha de publicación: 
9 Noviembre 2011
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Aunque a muchos les parezca increíble, el sumo se practica en Cuba desde hace más de una década, pues el deporte nacional de Japón se introdujo en la mayor de las Antillas en los años finales del siglo pasado.

 

Además, representantes de la nación caribeña han tomado parte en tres certámenes internacionales: el X Campeonato Mundial absoluto de Aomori, Japón, en 2001, el certamen del orbe juvenil de Osaka en 2004, y los Juegos Mundiales de deportes no olímpicos de Duisburgo, Alemania, en 2005.

El presidente de la Asociación Cubana de Sumo, José González Phillips, recuerda los inicios de esta marcial modalidad en la Isla, registrados el 10 de junio de 2000, cuando se constituye una especie de preselección nacional con exjudocas y exluchadores.

Desde el 30 de agosto de ese año tres atletas y un entrenador estuvimos Japón durante alrededor de 40 días para recibir las nociones básicas del deporte, explicó.

Por supuesto, añade, cuando partimos llevábamos una idea bastante alejada de la realidad, distorsionada por la escasa información que poseíamos.

En suelo nipón recibieron un riguroso entrenamiento diario y celebraron 269 combates con estudiantes de la Universidad de Nihon, en Tokio, la de mayor fuerza en esta disciplina en ese país, y lograron ganar 70 enfrentamientos.

Desde esa fecha se oficializó la entrada de Cuba a la Federación Internacional de Sumo, y en octubre de 2001 dieron la clarinada con dos medallas de bronce en la cita planetaria de Aomori.

Allí Luis Felipe Rodríguez y Julio César Diez obtuvieron terceros puestos en las divisiones de 115 y más de 115 kilogramos, con lo cual se alcanzó el décimo lugar entre 34 países, con balance de 12 éxitos y ocho fracasos.

Luego Octavio Mantrana (más de 100) y Suany Gutiérrez (65 kilos y libre) completaron la presencia extrafronteras del sumo cubano, en el último caso como una muestra de la incipiente práctica entre las damas.

Los últimos cinco años han sufrido como nunca antes la falta de roce internacional, con la consecuente merma entre los practicantes, pues en un momento llegaron a temer sumotoris en cinco provincias del país y hoy permanecen solamente Ciudad de La Habana y Santiago de Cuba.

No obstante, el espíritu de los luchadores y su amor por el deporte los mantienen pegados a los colchones, a la espera de nuevas oportunidades para mostrar su talento en el interior y en el exterior.

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