La Florida: Sombría muerte de niños

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La Florida: Sombría muerte de niños
Fecha de publicación: 
19 Agosto 2013
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Hasta el 11 de abril habían fallecido allí 20 infantes con antecedentes de protección estatal, y el 18 de julio renunció el secretario del Departamento de Niños y Familias, David Wilkins.

Este último salió del cargo en medio del escándalo que provocó la muerte de cuatro niños en un plazo de mes y medio, todos con un historial vinculado a investigadores de abuso infantil.

Una de las investigaciones alrededor del suceso arrojó como resultado -y lo divulgó este sábado El Nuevo Herald- que el número de niños muertos es “casi cuatro veces mayor” de lo admitido.

Pero el gobernador de la Florida, Rick Scott, declaró a la prensa que David Wilkins abandonó el Departamento “para buscar oportunidades en el sector privado” y dedicar más tiempo a la fundación que dirige.

.A continuación el Herald se vio forzado, muy a pesar suyo, a escribir: “La realidad de la creciente mortalidad infantil en la Florida es mucho más sombría”.

Un caso muy divulgado allí ha sido el de Jewel Renee Howard, una niña de tres años que aparentaba normalidad cuando visitó a su abuela, participó en juegos, comió tallarines y rió como siempre.

Quince horas más tarde había muerto con el hígado desgarrado y hecho pedazos, las costillas aplastadas, el cuerpo cubierto de moretones y una hemorragia interna.

Semanas antes, la niña había dicho a su padre biológico que el novio de su madre le golpeó la cara, tanto que los médicos le aplicaron puntos en los labios.

Aunque tanto su madre, Asia Rosier, como el novio de esta, Jumar Edwards, tenían un abultado expediente de arrestos, el Departamento de Niños y Familia no tomó medida alguna durante semanas, el tiempo suficiente, apuntaron analistas, para que Jewel muriera de una brutal golpiza a manos de la pareja.

Igual que en este caso, subrayó la prensa de Miami, la racha de muertes “desde recién nacidos hasta adolescentes” fue causada principalmente por uno u otro de los propios padres de los menores.

Dolor y vergüenza provoca a cualquier persona decente, crea o no en Dios, esa tragedia. Eslabón del ocaso que, de manera parsimoniosa, se perfila de cara a Estados Unidos. 

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