Cuando usted lea que Estados Unidos está reconsiderando su ayuda a la oposición siria, debe pensar lo contrario, porque la realidad demuestra el aumento del trasiego de armas a sus integrantes y la presión y logro al respecto a sus aliados de esa burla denominada Amigos de Siria.

Casi dos años y medio después de organizado, el complot contra el gobierno de Bashar al Assad no ha logrado su caída, mientras el ejército impide un control opositor duradero en las áreas más afectadas, generalmente fronterizas con Turquía, Israel y el Líbano, de donde llega ayuda a los mercenarios.

El apoyo estadounidense en todas las áreas ha sido cuestionado dentro de Estados Unidos, porque armamento norteamericano está en manos de integrantes de Al Nusra, considerada una filial de la organización Al Qaeda, sindicada como autora o parte importante de los destructores atentados a las Torres Gemelas de Nueva York y numerosas embajadas estadounidenses, y presuntamente perseguida por el Departamento de Estado.

Además, se confirmó la denuncia de la publicación canadiense Global Research acerca de que mercenarios privados del Pentágono entrenaron a grupos armados sirios, formados principalmente por terroristas, en medio de la cacareada campaña norteamericana de lucha contra ese flagelo.

La contradicción es subrayada por Francisco Leong, corresponsal de AFP: «Occidente no oculta su preocupación por el hecho de que el suministro de armas a los rebeldes sirios acabe en manos de las facciones más radicales. Sin embargo, eso no parece frenar el constante envío».

Asimismo, documentos a los que ha tenido acceso el periódico británico The Independent revelan qué tipo de armamento Reino Unido, Estados Unidos y Francia suministran a las facciones opositoras. Algunos de estos países se niegan a reconocer sus acciones, mientras que otros justifican el suministro, argumentando que se entregará a los grupos más moderados.

La provisión armamentística por EE.UU. se hace generalmente a través de terceros, y allí es donde desempeñan un papel importante algunas naciones del Golfo, especialmente Qatar, que asumió la dirección en el suministro de armas a la oposición siria.

El artículo afirma que los rebeldes han recibido un número no muy elevado de misiles, algunos provenientes de Croacia, en un envío organizado por los estadounidenses y financiado por los estados del Golfo. Asegura también que han utilizado misiles guiados antitanque Konkurs de antiguos arsenales del Pacto de Varsovia, y que en los últimos combates que tuvieron lugar en Latakia y Alepo se usaron rifles sin retroceso de 82 milímetros, también enviados desde Occidente.

Francia desempeñó un papel clave junto con el Reino Unido en el levantamiento del embargo de armas a los mercenarios, pero los mensajes desde el gobierno de Hollande sobre este asunto son ambiguos, ya que mientras el ministro francés de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius, afirmó que no era posible el envío de armas, ya que podrían caer en manos equivocadas, comandantes de la oposición siria en Jordania y el Líbano han afirmado que rifles, pistolas y munición galos han llegado a su objetivo.

El poder cada vez mayor de los fundamentalistas es actualmente una amenaza directa para los denominados moderados. Prueba de ello es el reciente asesinato de Kamal Hamami, miembro del Consejo Militar Supremo del Ejército Libre de Siria, a manos de la ya mencionada Al Nusra.

El principal grupo opositor de Siria, respaldado por Occidente, ensalzó la decisión del gobierno de Estados Unidos de armar a los insurgentes que intentan derrocar el régimen del presidente Bashar al Assad, acción que, en realidad, es dirigida contra el pueblo, el principal perdedor en esta agresión organizada contra el único régimen árabe que ha sustentado una consecuente actitud antimperialista y antisionista, y que cuenta hasta ahora con el respaldo de Rusia, principalmente, y China.

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